IL COMPIANTO DE NICCOLÒ DELL'ARCA

24/10/2007


 

 

Conservado en la Iglesia de Santa Maria della Vita, en Bolonia (Italia), Il Compianto sul Cristo Morto (en castellano, algo así como El Lamento sobre Cristo Muerto) de Niccolò dell'Arca (hacia 1440-1494) es una de las obras maestras de la escultura italiana de todos los tiempos y un ejemplo único dentro del arte renacentista, ya que transforma la serenidad de las sagradas escrituras a la hora de narrar dicho pasaje de la Pasión de Jesús en un instante de atormentado dramatismo, en el que el dolor humano no encuentra paz ni resignación.

 

 

Siete esculturas en terracota policromada son las encargadas de recrear la profunda aflicción de las primeras personas que acuden a velar a Cristo tras su muerte en el madero: la Virgen, el apóstol Juan, María Magdalena, María Cleofás, María Salomé y José de Arimatea.

Especialmente dramáticas resultan las figuras de las Marías, lanzándose entre gritos de dolor y estupor, con las manos crispadas y las bocas tan desencajadas que parecen morder el aire, sobre el cuerpo sin vida del Varón, cuyos ojos y labios aún se encuentran abiertos por la violenta muerte.

 

 

A la hora de escoger la terracota para modelar el conjunto escultórico, Niccolò dell'Arca se inspiró en su contemporáneo Guido Mazzoni, llamado Il Paganino e Il Modanino (hacia 1450-1518), autor de varios grupos del Entierro de Cristo en terracota y de algunos de los sepulcros reales de la abadía francesa de Saint-Denis. Casi podríamos decir que Il Compianto, labrado hacia el año 1485, constituye una versión del "Santo Entierro" de la Iglesia de San Giovanni en Módena, modelado por Mazzoni en torno a los años 1477-1480.

 

 

La encendida expresividad y el dinamismo plástico de las figuras de Il Compianto derivan probablemente del arte de la Escuela de Ferrara, caracterizada por el trazo perdido y nervioso. Respecto al tono dramático en las actitudes y el énfasis emotivo del gesto, son muy propios del estilo borgoñón, que según algunos críticos, Niccolò dell'Arca habría conocido durante su estancia en Francia.

 

Nota de La Hornacina: nuestro agradecimiento a Rosa Totaro por su colaboración en la realización de este escrito.

 

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