El Consejo de Gobierno ha aprobado hoy la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de bien inmaterial, a la festividad del Santo Voto que tiene lugar en la ciudad de Puertollano. Esta decisión ha sido adoptada por ser una de las celebraciones más antiguas y acreditadas de la provincia de Ciudad Real desde el punto de vista antropológico, lo que ayuda a enriquecer la diversidad cultural de Castilla-La Mancha.

Además, el Santo Voto está unido a la identidad puertollanense, cuenta con extraordinaria participación popular y es una tradición con continuidad garantizada ya que en ella participan todos los centros educativos, asociaciones folclóricas, federación de empresarios, y gran parte del tejido asociativo de la ciudad minera.

El Santo Voto es la tradición más antigua de Puertollano. Simboliza la generosidad puertollanense. Consiste en una fiesta, con diversas actuaciones, para conmemorar la comida que daban los vecinos a los pobres y necesitados, como resultado de la promesa realizada por las familias que quedaron con vida tras el paso de la peste negra por la ciudad en la Edad Media. Posteriormente, con la llegada de una nueva epidemia hubo un segundo voto en 1489. Los vecinos señalaron el lugar en que erigirían una nueva ermita a la Virgen, hecho lo cual cesó la mortandad. Ya en el siglo XVIII, dicen que un panecillo del guiso del Santo Voto curó de la peste al cochero del Duque de Medinaceli, que había visitado la población y comido con los vecinos.

La festividad tiene lugar en el entorno de la Ermita de la Virgen de Gracia, en la parte norte del Paseo de San Gregorio de Puertollano. La periodicidad de la fiesta es anual. Las fechas en las que se desarrolla son el día de la Octava de la Ascensión donde tiene lugar la comida del Santo Voto, el día de la víspera el llamado "paseíllo de la vaca" -sin que el animal sufra maltrato alguno-, la bendición y el reparto de panecillos, los "mayos", y el encendido de las calderas; preceden a estos días los actos preliminares que anuncian dicha fiesta.

Para la viceconsejera de Cultura y Deportes, Ana Vanesa Muñoz, esta declaración "es una gran noticia para Puertollano, para Ciudad Real y para Castilla-La Mancha y tiene un especial significado en los momentos tan difíciles que estamos viviendo", un expediente que se inició hace más de un año y que concluye en unas circunstancias que nunca en la región podrían haber imaginado.

Y es que, ha recordado Ana Muñoz, el Santo Voto es una festividad con la que se celebra el voto que un grupo de familias de Puertollano hizo a la Virgen de Gracia para superar la pandemia que ocasionó la peste negra en el siglo XIV. "Vivir esta declaración en un momento como este, en una festividad tan relacionada con una pandemia, es algo que nos reconcilia con nuestra historia, con nuestra tradición y nos hace tener esperanza en nuestro futuro", ha señalado. Esta declaración, ha añadido la viceconsejera, "no solo garantizará su protección y su pervivencia en el tiempo, sino que también supondrá una revulsivo para atraer turismo tanto de la región como de fuera, con los consiguientes efectos positivos en la economía local y de dinamización del pequeño comercio". Una nueva declaración para nuestra región que sigue trabajando en la custodia de nuestra identidad, clave para nuestro desarrollo, y nuestras tradiciones.

La actual imagen de la Virgen de Gracia, patrona de Puertollano, fue realizada en 1940 por el taller sevillano de Antonio Castillo Lastrucci con el fin de reemplazar a la talla destruida durante la Guerra Civil. Entre 2018 y 2019 fue restaurada por el malagueño Francisco Naranjo Beltrán, que consiguió recuperar su policromía original oculta bajo un desafortunado repinte. A raíz de dicha intervención se le tallaron unas nuevas manos en madera de cedro acorde con las primitivas, ya que las que tenía no eran las originales. Tampoco es de Castillo Lastrucci la efigie del Niño Jesús, la cual fue restaurada también por Francisco Naranjo.

Con el Santo Voto, son ya diecinueve los BIC con categoría de bien inmaterial que existen en Castilla-La Mancha, de los que cinco son de Albacete, cinco de Toledo, dos de Ciudad Real, dos de Cuenca y dos de Guadalajara. A estos hay que sumar otros tres que son comunes a toda la región.