LAS CUSTODIAS. LA ANTIGUA PROCESIONAL DE CHUCENA (HUELVA)

Con información de Martín Sánchez Franco (21/06/2014)


 

 
 
Custodia procesional en madera dorada de Chucena. Es obra neoclásica del siglo XVIII con detalles rocallas. Pendiente aún de restauración, en 1995 volvió a dicha localidad onubense tras su depósito en el monasterio moguereño de Santa Clara (con información de Juan Manuel Moreno Orta).

 

La palabra "custodia" significa en español "guardar". En lenguaje sacro "custodia" es el recipiente que guarda el Santísimo Sacramento y que durante la misa está a la vista de los fieles, que así pueden contemplar el milagro de la Transubstanciación, declarado dogma de la Iglesia Católica en 1215.

En 1264 la importancia de la Transubstanciación se subrayó aún más cuando Urbano IV, mediante una bula, introdujo la festividad del Corpus Christi, siendo el día elegido para su celebración el primer jueves siguiente al primer domingo después de Pentecostés. El Corpus Christi fue así la festividad dedicada al Cuerpo de Cristo, es decir la Hostia consagrada. Con el tiempo llegó a ser una de las fechas más insignes del catolicismo y el día en que la Sagrada Forma puede ser venerada por el pueblo en su paso procesional por las calles.

Primeramente se utilizaba durante estas procesiones las custodias portátiles que también servían durante la misa. El paso siguiente fue la creación de custodias portátiles más grandes con vista solo a estas procesiones. De éstas se desarrollaron finalmente las custodias procesionales de tamaño muy importante, que llegó a ser una especialidad dentro de la orfebrería española. Las obras de arte de plata para las procesiones del Corpus Christi no son exclusivamente españolas, pero en España han sido más comunes que en otros países y existe gran número de ellas que todavía hoy son llevadas por las calles ese día, siempre adornadas con flores y velas.

Estas procesiones, donde toman parte las autoridades municipales y representantes de las cofradías y las corporaciones, fueron una verdadera fiesta popular en el siglo XV, y así continúa siendo todavía hoy en muchos lugares del país (HERNMARCK, Carl (historiador del arte, museólogo y especialista en orfebrería y platería europea). Custodias Procesionales de España, Ministerio de Cultura, 1987).

 

 
 
Custodia de altar en plata, con rayos agudos y flameantes, que tiene huecos para su adhesión, mediante tornillos, a la custodia procesional. Según los historiadores onubenses Juan Miguel González Gómez y Manuel Jesús Carrasco Terriza es una pieza fechable a principios del siglo XVII que mide 50 x 18 cm (Catálogo Monumental de la Provincia de Huelva, 1999).

 

Todo patrimonio histórico-artístico es valioso por sí mismo, pero su valor se incrementa con el respeto a las generaciones que nos precedieron y lo hicieron posible. Eso lo aplicamos a la antigua custodia procesional de madera sobredorada de Chucena que nos ha llegado hasta el siglo XXI. Estuvo depositada hasta 1995 en el Museo Diocesano de Arte Sacro de Huelva, instalado en el monasterio de Santa Clara de Moguer.

No tenemos otros datos para valorar la vitalidad de la antigua hermandad del Santísimo que la hiciera posible. La hemos conocido hasta los primeros años de la década de 1960 con un solo hermano en cada año que asumía el cargo de hermano mayor y que, ayudado por su familia, pedía donativos en todas las casas del pueblo todos los domingos "para la cera del Santísimo". Le correspondía, al menos, además de la atención diaria al altar del Sagrario, las misas y procesiones del día del Corpus y del Domingo de Resurrección y también otras procesiones con el Santísimo como la de la octava del Corpus y la de comuniones de los impedidos.

Suponemos que la hermandad del Santísimo en los siglos anteriores al XX haya tenido mayor vitalidad para llegar a construir una modesta custodia de madera dorada. En el siglo XX sólo se llegó a utilizar hasta la época de Ramón Soto Balbuena (1954-1965) para el monumento del Jueves Santo que se instalaba delante del retablo de la Virgen del Rosario. Antes se usaría, sobre un paso, en la procesión del día del Corpus, como se sigue haciendo en otros muchos lugares, también con custodia de madera sobredorada o con custodia de plata.

En los últimos 60 años y probablemente en muchos más anteriores, al menos del siglo XX, para las procesiones con el Santísimo Sacramento del Altar no se ha utilizado la custodia procesional, sino custodia de altar llevada por el sacerdote bajo palio. Esta forma facilita que se haga adoración al Santísimo y que se reciba su bendición en los bellos altares que instalan los vecinos de Chucena en cada esquina, en cada confluencia de calles.

A diferencia de la cofradía de Santa María de la Estrella, cuya actividades más características eran la atención a los hermanos enfermos para que, antes de su muerte, recibieran los últimos sacramentos, así como sus entierros y los sufragios por sus almas, en la que observamos ya no sólo su decadencia, sino su desaparición como consecuencia de la pérdida de sus bienes desamortizados en los años 30 del siglo XIX y de los cambios de mentalidad de esa misma época; de la hermandad del Santísimo no encontramos una ruptura equivalente, probablemente sobre todo por ser la única obligatoria en cada parroquia.

La custodia procesional nos lleva a pensar en épocas de mayor esplendor que la que recordamos del siglo XX. En esas condiciones no podía hacerse cargo de gastos de inversión, no ya para la construcción de esta custodia de madera, sino ni siquiera para su correcta conservación, que conlleva numerosas restauraciones. Hubo de hacerse en época de mayor estabilidad. Ahora nos toca, al menos, conservarla debidamente.

 

Nota de La Hornacina: nuestro agradecimiento a Miguel Ángel Castellano Pavón.

 

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