APUNTES ORALES SOBRE LA IMAGINERÍA DE CÁDIZ EN LA GUERRA CIVIL

Miguel Ángel Castellano Pavón


 

 

Para conocer la historia de nuestras cofradías, si bien nos nutrimos de las documentaciones existentes en las casas de hermandades, archivos y bibliotecas, no debemos olvidar las abundantes y a menudo discutidas narraciones orales que vienen a completar datos, narraciones comentadas por personas que vivieron, o bien les contaron sus antepasados, hechos curiosos que no dejan de sorprendernos.

Este es el caso que nos ocupa y hemos queridos resaltar como "retazos de la memoria", referentes a la vida de las hermandades durante nuestra contienda civil. Traemos a la luz cuatro aportaciones con nuevos datos de testigos y familiares que narran lo sucedido con entusiasmo y emoción.

En un amplio y documentado reportaje aparecido en Diario de Cádiz con fecha 7 de junio de 2009, el cofrade e investigador José Luis Ruiz Nieto-Guerrero localizó al fin a la persona que salvó del incendio a la imagen del Nazareno de Santa María en el año 1936. Su nombre es Ramón Fernández Borrego, un dominico fallecido en diciembre de 1937 que depositó la cabeza y las manos del Nazareno gaditano en un cubo, en el interior de un aljibe del inmueble nº 22 de la calle Botica. Esta noticia se complementa con los datos suministrados años antes en un café en la antigua y desparecida pastelería Orcha, situada en la calle Cristóbal Colón de Cádiz, estando presente Santiago García Rendón, el historiador Juan Antonio Fierro Cubiella, José Francisco Bernal Pérez y el que esto suscribe. En la mencionada entrevista, García Rendón manifestaba cómo en su domicilio de la calle san Francisco nº 31, una mañana se presentó una señora, que acostumbraba a llevar a la vivienda víveres, para pedir con gran insistencia el favor de poder hablar en privado con el dueño de la casa, don Santiago García Castellón, propietario de la antigua librería La Marina y prioste de la Hermandad del Nazareno. Extrañados ante la situación se produjo el encuentro, y cuál fue la sorpresa al comprobar que, en el cesto de las viandas, iban camufladas las manos y la cabeza del Nazareno, depositadas por un convecino que, ante la delicada situación vivida días atrás, no encontró otra solución que la que se estaba produciendo. Ante la veracidad de lo escuchado y los datos aportados en la fecha citada, no nos cabe la menor duda que se trataba de un vecino del mencionado inmueble de la calle Botica que, ante los acontecimientos que se podrían producir, optó por rescatar las manos y la cabeza del Nazareno del aljibe y entregarlas al prioste de la hermandad, dándose la circunstancia de que de nuevo fueron depositadas en el aljibe de su vivienda en la calle san Francisco, aljibe hoy convertido en almacén de la librería QiQ, sucesora de La Marina propiedad de la familia.

Estos datos son del todo fiables al haber sido contrastados con diferentes miembros de dicha familia, coincidiendo todos en cuanto a la narración. Se enlazan con un artículo publicado en la revista Estandarte (agosto de 1971) firmado por Ricardo Moreno Criado, quien ganó el premio Campe de ese mismo año. (1)

 

 

Otro de los aportes históricos que citamos viene de la mano de Cristóbal García Supervielle, hermano de las cofradías gaditanas del Ecce-Homo, Buena Muerte y El Caminito. Nos comenta que, con motivo de los acontecimientos ocurridos anteriormente a la Guerra Civil, se decidió trasladar a su casa de la calle Isabel la Católica nº 24 (hoy papelería Mío Cid), propiedad de su abuelo Guillermo Supervielle Salgado, las imágenes de la Virgen de las Angustias del Caminito, Santa Teresita del Niño Jesús de las Carmelitas Descalzas y la Virgen de Portacoeli del Convento del Carmen. Dichas imágenes fueron colocadas en una habitación contigua a su despacho privado, donde nadie tenía acceso a su entrada. Una mañana que don Guillermo se encontraba en misa con su hija María Dolores, en el Convento de san Francisco, se produjo uno de los bombardeos, cayendo uno de los artefactos en la mencionada finca y causando destrozos de cristales y aberturas de puertas, quedando la famosa imagen del Carmen de Portacoeli a la vista ante el asombro de los empleados. Como testigo de lo sucedido aún se conserva la espoleta de la bomba. (2)

Son también de sumo interés los datos existentes en la casa de hermandad de la Cofradía de la Buena Muerte, con fecha 11 de marzo de 1936 (ver documentos inferiores), ante los sucesos acaecidos:

 

"La junta Reunida en la Iglesia Convento de san Agustín, cite en la calle General Riego (antes San Francisco) de una parte el Rvdm. Padre Superior de la Comunidad Agustina Fray Salvador García Fernández y el Padre Zacaría Novoa de la misma comunidad y de otra Don Ricardo Fernández de la Puente, Presidente de la Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte, Don Vicente García Rendon, Mayordomo primero, Don Luis Alcina y Quesada, Secretario primero y Don Manuel Campe Conciliario, en nombre ambas parte la primera de la Comunidad Agustina y la segunda por la Cofradía del Stmo Cristo de la Buena Muerte, y asistiendo a dicha reunión en calidad de testigo los Sres Don W. Haynes por la Cofradía antes citada y Don Manuel García Rendón por la Comunidad Agustina acuerdan lo siguiente:

1ª- Que en vista de las circunstancias que existen y en evitación de que pueda ser asaltado o incendiada la citada Iglesia en donde radica la imagen del Cristo de la Buena Muerte. Obra atribuida al inmortal "Montañez" que sea trasladada la citada imagen de su altar a un lugar seguro para evitar sea pasto de las llamas o sufra deterioro por mal trato etc...”

 

Se tomó finalmente la decisión del traslado de la imagen del Crucificado al domicilio del señor consiliario don G. W.Haynes, en la calle Argantonio nº 10, primera planta (3).

La última de las aportaciones nos la ofrece doña Aurora González Muñoz, sobrina de Mariano Muñoz, prioste de la Hermandad de la Vera-Cruz en la época del recordado Ramón Grosso. Ante los actos cometidos en el convento franciscano con la quema de los titulares de la hermandad, salvándose el Cristo aunque los asaltantes dañaron su pierna derecha -así se cita en los datos sobre la antigua cofradía que recoge Álvaro Picardo y Gómez, donde se narran los sucesos del 12 de mayo de 1931: "La Cofradía ha sufrido la pérdida por el incendio de las Imágenes, candelería, vestiduras de lujo ordinarias, mantos de la Stma. Virgen de los Dolores y de la Soledad, no salvándose más que el Stmo. Cristo, aun cuando golpeado y maltrecho en las piernas, ya que no consiguieron arrancarlo de su sitio por la altura y seguridad en que se encontraba"-, los hermanos trasladaron la imagen a la casa del prioste, en la plaza de san Antonio nº 5 en su planta baja, depositándose en una alacena al fondo de la vivienda. Se da la circunstancia que Mariano Muñoz Blanco tenía un hermano fotógrafo, Ramón, cuyo material gráfico ha sido en parte mostrado recientemente por el Museo Provincial de Cádiz con motivo de la exposición Cádiz entre Dos Siglos 1895-1950, por lo que sería conveniente revisarlo por si hubiese testigos fotográficos de estos hechos. (4) Todo lo hasta aquí narrado así lo recuerda su sobrina y así lo manifestamos evitando dejar en el olvido algo que, como testimonio de un pasado histórico e irrepetible, nos pertenece.

 

 


 

AGRADECIMIENTOS

(1) Don Santiago García Rendón (in memoriam), José Luis Ruiz Nieto- Guerrero, Juan Antonio Fierro Cubiella y José Francisco Bernal Pérez.

(2) Cristóbal García Supervielle.

(3) Joaquín Fernández- Repeto Valls, Archivo de la Hermandad de la Buena Muerte. N.B. Existe a la vez la tradición oral que la sagrada imagen estuvo en la calle Feduchi nº 20 d, 1º, hoy Pensión Cádiz.

(4) José María Collantes González.  

 

 

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com