LA CASA-PALACIO DE BORNOS (CÁDIZ)

José Antonio González Castilla y Diego Angulo Iñíguez (17/10/2013)


 

 

El transcurrir de la existencia humana ha sido identificado en numerosas ocasiones con el fluir del agua. Usando y abusando una vez más de esa metáfora, vamos a ver algunos detalles del cambio que experimenta Bornos desde una aldea medieval a una villa moderna durante prácticamente todo el siglo XVI.

Los rumores de frontera se han ido desvaneciendo y el noble deja las armas y toma las letras. El urbanismo se transforma con la irrupción de las grandes edificaciones de sus fundaciones religiosas y otras obras pías y civiles. Los promotores de este cambio, la familia Enríquez de Ribera, durante este transcurso van incrementando el poder de su Estado con el marquesado de Tarifa y algo más tarde con el ducado de Alcalá.

Al igual que ocurre con otras poblaciones, estos cambios en el urbanismo que se experimentan en el Quinientos dejaran una importante huella con edificios de cuidada arquitectura y manzanas casi rectangulares. Bornos, a pesar de no llevar título alguno, como es el caso de Arcos de la Frontera, Osuna, Alcalá de los Gazules o Medina Sidonia, consigue una fisonomía ducal como cualquiera de ellas.

Las labores de remodelación de la Casa de Bornos, llevadas a cabo en el siglo XVI, se hicieron en paralelo a las realizadas en la casa principal de Sevilla, la popularmente conocida como Casa de Pilatos. Son los mismos maestros los que trabajan en una y otra en el primer y último cuarto de siglo. Y del mismo modo que ocurre en la casa sevillana, no deja de ser curiosa la coexistencia hasta nuestros días, en un mismo espacio, de elementos góticos y mudéjares con modelos de la más pura antigüedad clásica.

 

 

La villa de Bornos está situada al norte de la provincia de Cádiz, en el camino de Arcos de la Frontera a Ronda. Conquistada definitivamente en el año 1264, terminó a finales del siglo XIV pasando al señorío del adelantado mayor de Andalucía don Per Afani de Ribera, y por matrimonio de la hija de éste, a los Enríquez de Ribera, marqueses de Tarifa y después duques de Alcalá.

Inmediata a la Torre del Homenaje del viejo castillo construyeron los Enríquez de Ribera en el siglo XV una espléndida casa-palacio con gran patio gótico de dos plantas con arcos peraltados sobre columnas, del que solo subsisten dos de sus salas, adornada con ricos ventanales del mismo estilo. En el siglo XVI se adicionan unos bellos jardines renacentistas diseñados por Benvenuto Tortello al estilo pompeyano, únicos en Andalucía, en los que aún puede verse sus hornacinas sin estatuas (actualmente en la Casa de Pilatos).

De esta casa salió en 1519, al emprender su famosa peregrinación a Jerusalén, don Fadrique Enríquez de Ribera, primer marqués de Tarifa. A ese núcleo urbano primitivo se agregaron construcciones religiosas tan importantes como la Iglesia de Santo Domingo, con numerosos retablos barrocos de finales del siglo XVII y del XVIII; el gran Convento del Corpus Christi, con amplio patio; el antiguo Convento de San Jerónimo, y la Ermita de la Resurrección, cubierta por un artesonado con decoración de lacería.

Completan el conjunto monumental urbano de Bornos el Ayuntamiento, el Pósito de la Iglesia de Sevilla, y otras casas existentes en la Plaza y en las calles de Granada, Ramón y Cajal, Jardines y de San Jerónimo.

 

 

Fotografía superior de Arturo del Pino Ruiz

 

FUENTES: ANGULO IÑÍGUEZ, Diego. "Bornos", publicado en el Boletín de la Real
Academia de la Historia
, tomo CLXXXI, número I, Madrid, 1984, pp. 110-111.

 

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