EL EMPEDRADO TRADICIONAL PORTUGUÉS DE LA PLAZA DE CERVANTES EN BADAJOZ

Con fotografías de Pedro Castellanos (10/10/2021)


 

 

La "Historia de Badajoz" escrita por Alberto González Rodríguez permite conocer los inicios del espacio en el que se sitúa la Plaza de Cervantes en la ciudad de Badajoz y su evolución. Asimismo, la cartografía histórica ayuda a comprender su transformación hasta la actualidad, destacando las edificaciones y elementos de mayor interés artístico y/o arquitectónico.

La Plaza de Cervantes empieza a configurarse en época bajo-medieval, siendo un espacio que ocupa la Iglesia de San Andrés. Desde mediados del siglo XIII, extramuros de la alcazaba se alzan cuatro iglesias: la Catedral, en el campo de San Juan, sobre una mezquita precedente; San Salvador, actual de las Trinitarias; San Lorenzo (hoy San Agustín) y San Andrés, donde se abre la plaza frente a la actual de esa misma advocación.

En el siglo XV, continúan funcionando, extramuros, las iglesias de San Salvador -que, en el siglo XVIII, adopta nueva advocación-, San Lorenzo -luego San Agustín o Santa María la Real, suprimida en 1431 para convertirla en iglesia de los agustinos- y San Andrés, en la actual plaza de este nombre, suprimida como parroquia en el siglo XVII por falta también de feligresía, y derribada en el siglo XIX para ser sustituida por la que hoy conocemos, que se levantó enfrente, sobre el antiguo convento de Trinitarios.

En el siglo XIX, las parroquias eran San Juan Bautista, y las iglesias de Santo Domingo, San Agustín y San Andrés. Esta última fue levantada de nueva planta en 1860 por el arquitecto municipal Francisco Morales Hernández en sustitución de la arruinada del convento de Madre de Dios, desapareciendo por ese motivo la original, también arruinada, de tal título, situada donde quedó la plaza actual.

Según el estudio de María Dolores Gómez Tejedor (publicado en la revista "Alminar", número correspondiente a enero-febrero de 1982), la plaza adquiere su aspecto actual en 1870 cuando se traza el jardín central, siendo la más moderna del Badajoz antiguo por cuanto fue concebida en 1834, tras derribarse la iglesia que desde el siglo XV la ocupaba. De hecho, en Badajoz se conoce la Plaza Cervantes como Plaza de San Andrés, en referencia a la iglesia desaparecida, pero que hoy se mantiene como uno de los edificios que la configuran. Debido a esta confusión en la denominación, la plaza se conoce también como la Plaza de las Tres Mentiras.

La plaza está rodeada de edificios de arquitectura tradicional, destacando las edificaciones de estilo ecléctico y regionalista de principios del siglo XX. Sus dimensiones son 80 metros de largo por 40 metros de ancho.

 

 
 

 

Las fotografías históricas permiten documentar el proceso de configuración de la Plaza Cervantes tal y como la conocemos en la actualidad, con el jardín que la rodea por completo, y en la que se localizan además el monumento al pintor extremeño Francisco de Zurbarán, obra del escultor extremeño Aurelio Cabrera, que se alza sobre un pequeño jardín de forma ovalada y adornado por una diminuta fuente; además de un quiosco, unos bancos de forja y unas farolas de tipo fernandino.

La pavimentación de la calzada según el sistema portugués, con piedras irregulares de basalto sobre arena, se extiende por Lisboa a principios del siglo XIX, siendo utilizada primero en el asfalto y, más tarde en las aceras. Éstas últimas eran tratadas, hasta entonces, con losas de calcáreo, pero, a partir del último tercio del siglo, van a ser sustituidas por el denominado "empedrado ordinario á portuguesa" en piedra calcárea. Esta solución va a desarrollarse en el "empedrado dito de mosaico" y, desde su primer uso en el Castillo de Sâo Jorge, en 1842, pasa a extenderse por toda la ciudad, sobre todo desde la pavimentación del "Mar Largo" en el Rossio, en 1848. Ya en 1895, la Câmara Municipal de Lisboa decretará el uso del "empedrado á portuguesa" en todas las nuevas pavimentaciones y restituciones de aceras. Fuera de Lisboa, el mosaico portugués va a ser empleado en una fecha muy temprana, en 1852, en la Plaza de Dom Pedro de Oporto.

El empedrado que cubre la Plaza Cervantes, realizado con esta técnica, fue colocado en 1888, según es posible leer en dos de los accesos a la plaza (norte y sur), tan solo cuarenta años después de la mencionada pavimentación del "Mar Largo" en el Rossio. De hecho la "calçada portuguesa" también fue utilizada en Barcelona, pero ya en una fecha posterior, pues está documentada en 1896, cuando se pavimentan con esta solución zonas de la ciudad tan emblemáticas como los laterales del paseo Lluís Companys (entonces salón de San Juan), que une el Arco de Triunfo con el Parque de la Ciudadela. Esta actuación fue promovida tras conseguir la patente de un modelo de empedrado mosaico en el Ministerio de Fomento, en 1895, por parte el comerciante portugués Julio César Augusto Cordeiro.

El pavimento de la Plaza Cervantes de Badajoz sigue el modelo del empedrado tradicional portugués pues combina piezas pétreas en color blanco y negro, adornado con motivos geométricos. El empedrado de la plaza dibuja un mosaico de estrellas concéntricas y puntiagudas con algunos motivos pseudovegetales en las entradas a la plaza, de gran belleza.

El pasado 5 de octubre, el DOE publicó la resolución de 27 de septiembre de 2021, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Extremadura, por la que se incluye en el Inventario de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, el Empedrado Tradicional de la Plaza de Cervantes en Badajoz, incoado por resolución de 14 de octubre de 2020. Como consecuencia, cualquier actuación sobre los elementos que configuran la Plaza Cervantes y que constituyen su entorno, debe garantizar la conservación sobre el bien protegido; en concreto, toda actuación sobre el jardín que rodea la plaza, el monumento a Zurbarán con el pequeño jardín de forma ovalada y adornado por una fuente, el quiosco, los bancos de forja y las farolas. 

 

 
 

 

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