AUTÓMATAS

03/06/2009


 

París era el centro de la moda a mediados del siglo XIX y en torno al barrio de Marais se instalaron los mejores talleres que se dedicaron a la fabricación de muñecas autómatas.

En el proceso de creación de estas piezas intervenían tres tipos de artesanos. En primer lugar, los fabricantes de los automatismos, que encargaban a los relojeros suizos los mecanismos musicales (cuantas más músicas tuviera el autómata, más sofisticada y, por lo tanto cara, resultaba la pieza), siendo las principales casas Roullet y Decamps, Vichy y Lambert.

En segundo lugar, los fabricantes de cabezas y manos de biscuit, que por encargo realizaban estas partes del cuerpo que no eran revestidas y, por tanto, podían admirarse, siendo la casa francesa Jumeau la que realizaba las cabezas de mayor calidad, aunque también trabajaron para los fabricantes de automatismos otras marcas francesas y alemanas, como Simon & Halbig.

Por último, tenemos a los creadores de los vestidos, generalmente familiares de los dueños de las empresas, caso de Marie Thérèse Burger, esposa de Gustave Vichy, que se encargaba de supervisar y, en muchos casos, confeccionar ella misma el vestuario que reflejaba la moda parisina de la época.

Roullet y Decamps fue, sin duda, una de las empresas francesas más famosas y productivas. Jean Roullet (1832 1907) fue el fundador de la misma. Era muy conocido por sus personajes y animales amaestrados. Se asoció con su yerno Ernest Decamps (1847-1909) y juntos fabricaron bellísimos autómatas. Uno de ellos, Gargantua, representa y simboliza el espíritu de esta compañía: complejidad de movimientos (ya que mueve la cabeza y las dos manos mientras saca la lengua y un mecanismo hace que se cambie de plato), belleza de la cabeza de Jumeau y elegante vestido.

Vichy también fue otra gran empresa. Fundada hacia 1860 por Antoine Michel, Henry y Gustave Pierre Vichy, sus autómatas son mucho más realistas que los de Lambert. Las cabezas, normalmente de papier maché, se fabricaban para cada personaje. El hombre en la luna era uno de los temas que le dieron más fama y que utilizó más frecuentemente. Liseuse sur Canapé fue un espléndido autómata con cabeza Jumeau y enorme complejidad de movimientos. Vichy se sintió especialmente fascinado por el potencial artístico de payasos y pierrots.

Leopold Lambert empezó trabajando para Vichy, donde aprendió las técnicas y los ingenios mecánicos. Entre sus creaciones se encuentran Marquise, Danseuse y Espagnole, unas piezas que se sujetan de pie sobre una basa que oculta el mecanismo musical y realizan movimientos sencillos. Aunque pertenecen a un periodo muy industrializado, entre 1870 y 1900, y por tanto son producciones más masivas que las de primera época, las cabezas de Jumeau siguen siendo de extraordinaria belleza y los vestidos suntuosos le dan carácter personal a cada pieza.

Los mecanismos de cuerda que hacen posible los movimientos de las cabezas, manos y piernas están ocultos entre los vestidos y conectados con un dispositivo musical de uno o varios cilindros. Frente a lo sofisticado de los rostros de los autómatas, el cuerpo es muy tosco. Así, las partes que estaban cubiertas por los vestidos no se pintaban ni se acababan bien. Como no eran productos en serie, ya que muchas veces eran de encargo, los artistas realizaban un trabajo muy artesanal en cada pieza. A veces, el mecanismo musical está oculto en el cuerpo o en un mueble. Los modelos más corrientes ocultaban los mecanismos en una base forrada de terciopelo. Las melodías tratan canciones populares, juegos infantiles u operetas de moda en los escenarios parisinos.

 

Exposición hasta el 31 de julio en el Monasterio de Prado de Valladolid
(Avenida Puente Colgante, s/n). Horarios: de martes a sábado, de 17:00 a 20:30 horas;
sábados, domingos y festivos, de 12:00 a 14:30 horas; lunes, cerrado.

 

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