LA DAMA DE ELCHE

01/08/2013


 

 

La ciudad de Elche (Alicante) sigue aspirando al regreso de la Dama de Elche, el busto más representativo del arte ibérico, al conmemorarse el próximo 4 de agosto de 2013 el 116 aniversario de su descubrimiento en una zona de esta localidad levantina conocida como La Alcudia. Desde el año 1971 esta emblemática pieza es uno de los más destacados tesoros del Museo Arqueológico Nacional (MAN) con sede en Madrid.

La Real Orden de la Dama de Elche, asociación constituida el 4 de septiembre de l968 para promocionar la ciudad de Elche por todo el mundo y ensalzar la majestuosidad y grandeza de esta pieza, ha organizado diversas actividades para celebrar esta efeméride, entre las que se incluye la visita al yacimiento de La Alcudia, donde se podrán observar las nuevas excavaciones realizadas en dicho enclave. Estos actos tienen también un carácter reivindicativo: el deseo del regreso del busto a "su ciudad" de forma permanente.

Con motivo del aniversario habrá también una visita a la Torre del Homenaje del Palacio de Altamira donde está expuesta una réplica exacta de la Dama de Elche, esculpida a partir de un estudio en tres dimensiones y cedida el pasado año por el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ).

La Dama de Elche fue descubierta el 4 de agosto de l897, en una calurosa mañana y de forma totalmente casual, al desmontar una de las laderas de la loma de la Alcudia para nivelar el terreno y adaptarlo a la agricultura y el regadío. Un joven llamado Manuel Campello Esclapez, encargado de llevar agua a los obreros que realizaban las tareas agrícolas, dio jugando con un pico en lo que parecía una piedra, y al mover la tierra que había a su alrededor descubrió que se trataba de un busto, que sin darle mucha importancia dejo sobre el suelo. Los obreros se limitaron a apartarla del lugar para continuar su trabajo hasta que por la noche la recogieron y la trasladaron al domicilio de Manuel Campello Antón, propietario de la finca de la Alcudia, que decidió exponerla sobre un taburete en el balcón de su casa para que los ilicitanos pudieran admirar a la "Reina Mora" como empezó a denominarse, hasta que 26 días después (30 de agosto de ese mismo año) fue vendida a Pierre Paris por la cantidad de 4.000 francos (que al cambio, en aquellas fechas, equivalían a 5.200 pesetas), saliendo el día 30 de agosto de l897 con destino al Museo del Louvre en París.

La venta impresionó a todo el pueblo ilicitano y a España entera, manifestándose el disgusto y la desaprobación por haber vendido el busto a Francia en todos los círculos y fábricas, y publicando la prensa una serie de artículos lamentando la venta y pidiendo remedio a la expoliación del Patrimonio Artístico Nacional. Cuando en Madrid fue inaugurada la Casa de Velázquez se hicieron múltiples gestiones para que la Dama de Elche fuera depositada en el mencionado centro, pero permaneció en el Louvre hasta el comienzo de la II Guerra Mundial, en el año 1939, fecha en que por motivos de seguridad fue sacada de su vitrina de cristal y trasladada a un lugar más seguro, el Castillo de Montauban, en el sur de Francia.

 

 

El 8 de febrero de l941 entró en España el busto por la frontera de Port Bou (Girona). A cambio de esta entrega, España entregó a Francia las siguientes piezas: el Retrato de Doña Mariana de Austria de Velázquez, el Retrato de Covarrubias de El Greco, la tapicería de Francisco de Goya La Rixe de l'Anberge Nouvelle, y los dibujos del siglo XVI llamados Vie d'Artheuise, realizados por Nicolás Monel.

A pesar del tiempo transcurrido, y de lo mucho que se ha estudiado el busto de la Dama de Elche, no se puede precisar todavía a quién representa, siendo varias las opiniones: hay quien cree que es la representación de una diosa, otros la creen una sacerdotisa, y otros la consideran como el busto de una importante dama, cuya antigüedad puede fijarse hacia el siglo IV antes de Cristo. Otros tres misterios rodean a esta singular escultura: su utilidad, la filiación artística de su autor y la fecha exacta de su creación. Es casi unánime la idea de que se trata de un rostro de una mujer, aunque todavía hay quien sigue pensando que es una imagen varonil; probablemente el retrato de un guerrero al que se quiso rendir homenaje. La opinión más generalizada es la de considerarla como el retrato de una mujer muy rica, esposa de algún personaje poderoso de la época. De esa opinión son Menéndez Pelayo y Mélida, quienes se apoyan en sus opulentos ropajes y en la gran cantidad de joyas que adornan su cuerpo. Otra hipótesis es la de Pedro Ibarra, quien la consideraba una imagen de Apolo en su aspecto de Mitra, pues los dos estuches metálicos que esconden sus cabellos trenzados podrían simbolizar las ruedas del carro de Apolo. Existen también varias discrepancias en torno al carácter del busto: escultura funeraria o retrato; Manuel Olcina Domenech, licenciado en geografía e historia y conservador del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), se decanta por la primera, y se basa en que las grandes manifestaciones de la arquitectura y de la escultura ibéricas van ligadas al mundo funerario.

La utilidad del orificio que presenta en su espalda ha sido objeto de las más variadas interpretaciones. Los hay quienes opinan que servía para conservar las cenizas de algún muerto, y otros como Pierre Paris y Reinach lo consideran un tronco de ofrendas. Hay otras hipótesis más originales: Mélida piensa que servía para sujetar la escultura con algún hierro, porque la espalda sin labrar revela que se destinó a colocarse contra un muro. Pedro Ibarra creía que el hueco servía de resonante tornavoz al sacerdote.

Su filiación artística es otro de los aspectos controvertidos. No se sabe con certeza si fue esculpida por un extranjero o por un indígena. La mayoría de los historiadores la consideran netamente ibérica. Pedro Ibarra la cree esculpida por un artista griego residente en Elche, mientras que Menéndez Pelayo y Sanchis Guarner no dudan de su filiación artística griega, pero coinciden en señalar que el escultor pudo ser bien un artista griego afincado en La Alcudia, o bien un escultor indígena influido por el arcaísmo griego.

Y no solo en la ciudad de Elche podemos encontrar el misterio de su Dama. Elche es todo un misterio, una fantasía. En su ambiente se respira una constante leyenda. Tal vez el misterio más conocido sea el Misterio de Elche (Misteri d'Elx), cuyas representaciones se celebran en agosto, mes que coincide con el mismo en que fue descubierto el busto. Pero el Misteri, a su vez, envuelve varios misterios más: ser la única obra teatral -cuyo argumento es la muerte, asunción y coronación de la Virgen- que sigue escenificándose en el interior de un templo católico -este tipo de obras fueron prohibidas expresamente por el Concilio de Trento; sin embargo, gracias a un Rescripto de Urbano VIII firmado en 1632, fue concedida autorización para que la representación continuara en la Basílica de Santa María-, y la incertidumbre sobre los inicios del Misteri -ya que, por un lado, existe una tradición que afirma que el libreto con la letra y música del drama apareció en 1370 junto a la imagen de la Patrona de Elche, dentro de un arca que misteriosamente flotaba sobre las aguas del mar, en las playas del Tamarit; pero, por otro lado, los estudios e investigaciones de "la Festa" y del teatro religioso medieval en general apuntan hacia los últimos años del siglo XV como las más probables para su origen-.

 

 

Fotografías de Ángel Martínez Levas para el Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid

 

FUENTES: www.realordendeladamadeelche.com

 

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