LA ÚLTIMA (Y CONTROVERTIDA) OBRA DE THOMAS JESSEN EN ALEMANIA

02/06/2020


 

 

Controversia y expectación son las principales reacciones ante el nuevo retablo mayor del templo de San Clemente de la ciudad de Drolshagen (Alemania), una obra pictórica del artista alemán Thomas Jessen (Lübbecke, 1958) que representa la Asunción de la Virgen María desde una óptica totalmente innovadora.

Con la restauración de la iglesia, de origen románico aunque con reformas góticas y barrocas en siglos posteriores, se ha presentado el Lunes de Pentecostés el nuevo presbiterio, que muestra, entre otros detalles, a María subiendo una escalera plegable, símbolo de su asunción al cielo desde la tierra, al tiempo que entrega al incrédulo apóstol Tomás una especie de cinturón sagrado como prueba de ello.

La obra, que mide 5 x 4,5 metros, muestra también a Santa Verónica con la faz de Jesús. Todas las figuras son de tamaño natural y han sido pintadas por Jessen en su habitual estilo hiperrealista. A primera vista, parecen más feligreses o artesanos que están rediseñando el ábside que se puede ver al fondo.

Pero más allá de la intención de alejarse de la idealización que muestra, por ejemplo, la escultura barroca del Crucificado que, colgada del techo, antecede y preside de algún modo la escena, lo más llamativo del trabajo de Jessen es el atuendo de sus figuras, especialmente el de la Virgen María, la cual prescinde de corona o halo y sustituye la túnica por un suéter de cuello alto y el manto por unos pantalones vaqueros.

Todo ello ha provocado la ira de muchos feligreses, que no quieren esta obra de arte en la iglesia. Por supuesto, también hay voces que la defienden, la primera la del párroco Markus Leber, impulsor del proyecto, que ha apostado por una visión cercana de María como una persona de carne y hueso, y de nuestra época; no en vano, según Leber, la Virgen siempre fue una mujer normal entre las gentes de su tiempo.

De momento, Leber ya ha logrado dos de sus objetivos, que en los últimos días su iglesia nunca haya estado más llena de gente y que, a raíz de la obra de Jessen, estemos discutiendo nuestra fe nuevamente. Otra cosa es que su apuesta por hacer algo nuevo y diferente haya tenido la aceptación deseada.

No es la primera vez que Thomas Jessen, quien se ha autorretratado en la figura de Santo Tomás, el cual aparece como un hombre mayor con el torso desnudo y las carnes ya algo marchitas, interviene en templos antiguos alemanes; de hecho, son numerosas las obras que ha realizado por encargo para lugares de culto de corte clásico, introduciendo con ella su acostumbrada línea fotorrealista en motivos e imágenes.

 

 

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