LAS CRUCES DE MAYO

Francisco Luque-Romero y José Cobos Ruiz de Adana

 

Con el fin de contribuir a que Córdoba sea Capital de la Cultura en el año 2016, se realiza este especial formado por 20 entregas en el que haremos un repaso por el rico patrimonio de la ciudad andaluza. Los mejores historiadores e investigadores sobre la ciudad, junto con nuestras modestas aportaciones, darán forma a un interesante recorrido que podrán consultar a través del banner correspondiente en la página principal de contenidos. Al mismo tiempo, tendrán un enlace de cada entrega en la sección Atajos, donde quedará definitivamente inserto una vez concluido.

 

 

Ya en el año 1898, un articulista publicaba unas líneas en las que se daban ciertas notas y toques de atención al público para que no se perdiera esta festividad. La Cruz de Mayo marcaba una época fija, en la que todos recogían flores de los campos y jardines para adornar el árbol Santo de la Cruz.

Desde la casa señorial hasta el más modesto hogar de vecinos celebraba el día de la Cruz, colocando una sobre una mesa y tapizando la estancia con vistosas colgaduras. Como era costumbre, los niños formaban pequeñas andas llevando procesionalmente por las calles la Cruz de Mayo, postulando para reunir con que pagar el adorno de la misma y celebrar con algunos dulces tan deseada fiesta; pero el principal aliciente en ese día era en Córdoba la función de los gallegos, costeada por los hijos de aquella región que venían a esta ciudad para dedicarse al transporte de toda clase de enseres. Estos tenían constituida una hermandad, sin iglesia ni altar propio, sólo una gran cruz colgada en la pared de uno de los soportales de la Corredera, cerca del Arco Bajo.

El día 2 de Mayo se reunían en aquel punto los hijos de Galicia, marchando procesionalmente al son de la dulzaina, o gaita gallega y un tambor, llegando hasta la Parroquia de San Pedro, en donde el día 3 de Mayo celebraban una función solemne. Por la tarde tornaban a la Plaza en procesión, bailando en la Corredera ante la multitud de curiosos que acudían a verlos.

Las cruces de Mayo, muy concurridas en toda la capital cordobesa, constituyen el prolegómeno de las fiestas de Mayo, siendo restablecida la mencionada fiesta a comienzos de los años 50 del siglo pasado, organizándose concursos de vito y sevillanas.

Las cruces se levantan en plazas, pasajes o recintos urbanos abiertos, organizando las peñas, en torno a las mismas, verbenas populares. Esta fiesta ha alcanzado en los últimos años un gran arraigo, después de un periodo de languidez, en el que estuvo a punto de desaparecer. Patrocinan la fiesta las peñas, las hermandades o los grupos de vecinos, existiendo entre dichos grupos rivalidad por el deseo de que su cruz sea la más bella.

Es una fiesta de primavera en Córdoba, en la que todo el recinto se halla bellamente exornado con flores, mantones de manila, mantillas, etcétera, y en la que hay una gran participación popular.

 

Fotografías Fernan Álvarez para http://cordobabajopalio.blogspot.com

 

FUENTES: A.A.V.V. Guía de Fiestas Populares de Andalucía, Sevilla, 1982, p. 196.

 

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