Con motivo del Bicentenario de la Proclamación de la Constitución de 1812 y el nombramiento de Cádiz como Capital Iberoamericana de la Cultura en 2012, se realiza este especial en el que haremos un repaso por el valioso patrimonio de la ciudad andaluza. Los mejores historiadores e investigadores sobre la ciudad, junto con nuestras modestas aportaciones, darán forma a un reportaje dividido en 20 entregas que podrán consultar también en la sección Atajos del portal, donde quedará definitivamente inserto una vez concluido.

El Baluarte de las Puertas de Tierra fue comenzado en el año 1639 por Ignacio Sala y Juan Martín Cermeño sobre el antiguo muro de la ciudad de Cádiz, construido en la parte más angosta del territorio, límite al desarrollo hacia el sur desde el siglo XVI.

La portada marmórea fue levantada en el año 1755 según un proyecto de José Barnola que Torcuato Cayón, director de los trabajos, modificó ligeramente. Aunque el diseño ha pretendido dotar este conjunto de cierta austeridad clasicista, observamos detalles de tradición barroca en los escudos y en la representación de la Fama que pueden obedecer en gran medida a una interpretación personal del tallista.

A pesar de las evidencias formales, la cronología supone un serio inconveniente para adjudicar estas labores de talla a Cayetano de Acosta, pues en aquellas fechas se encontraba trabajando en la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla. Cabe la posibilidad de que existiese un contacto entre los ingenieros militares directores de ambas obras que permitiese al maestro portugués hacerse cargo de esta portada.

Durante mucho tiempo fue fachada y puerta de la ciudad. Hoy es pieza de articulación entre las ciudades vieja y nueva. Ante el frente de Tierra se disponía originariamente un complejo sistema defensivo, realizado de varias murallas y baluartes con fosos intermedios. Todo este conjunto fue destruido en la primera mitad del siglo XX para dar un acceso más amplio al casco antiguo. En dicho momento se reformó también el lienzo central de la Puerta de Tierra, abriéndose los grandes arcos laterales y reformándose el torreón, todo ello realizado a partir del año 1949 según diseño de Antonio Sánchez Esteve.

En la explanada que se extiende ante la portada principal se sitúan los monumentos a San Servando y San Germán, realizados en mármol blanco por los Andreoli (1705) y que, primitivamente, estaban ubicados junto a la Puerta del Mar, actualmente desaparecida. Están concebidos a modo de triunfo mediante dos columnas jónicas de fuste estriado sobre basamentos decorados, que sirven de soporte a las estatuas de los mártires.