LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS, UNA DEVOCIÓN PARTICULAR DE PROCEDENCIA CONVENTUAL

Jesús Zapata Jurado (30/04/2021)


 

 

La relación histórica que une a la Virgen de los Remedios con el Convento de Observantes de San Francisco de la villa de Lebrija (Sevilla) es tan antigua como apasionante. Fue a esta advocación, cuya imagen original data de finales del siglo XVI y presidía el altar del cenobio de la iglesia de San Francisco, a quien la comunidad franciscana recurrió durante centurias con el fin de pedir su intercesión para el cese de las epidemias.

Tras una ardua labor de investigación y recopilación de toda la información referente a la talla de Nuestra Señora de los Remedios, que se encuentra distribuida en diferentes conventos e instituciones, los documentos atestiguan que la imagen venerada era de las denominadas "imágenes de vestir", la cual sostenía en su regazo a un Niño Jesús y presidía la hornacina central del retablo mayor del citado convento.

Junto a esto, gracias a los archivos más antiguos consultados hasta el momento, podemos afirmar con certeza que nos encontramos con la imagen fundacional, dado que la Virgen aparece nombrada en el testamento de María Parejo, fechado en 1595, por lo que confirmaría dicha hipótesis debido a que la fundación del convento se aproxima al año 1570 y la realización de la devoción que nos ocupa data de finales del siglo XVI.

Otro de los datos obtenidos en la investigación es que la talla mariana salía en procesión en unas andas de madera dorada realizadas por un vecino carpintero de Lebrija al que se le conocía como "Antón", y sufragadas con "el importe de una aranzada de olivar" por María de Hinojosa, tal y como queda establecido por codicilo de 17 de febrero de 1678 ante Juan Romo, en agradecimiento por una promesa cumplida. Junto a ello, puso en conocimiento de la comunidad franciscana su compromiso de costear, de igual modo, todos los gastos ocasionados por una misa cantada en honor de la venerada imagen cada 15 de agosto.

En cuanto a las donaciones, en los textos investigados se recogen algunas de las ofrendas con las que los devotos de la villa de Lebrija obsequiaron a Nuestra Señora de los Remedios. En el testamento de las hermanas Benita y María Muñoz, fechado el día 8 de enero de 1633, ante Francisco Navarro, queda recogido la donación de ocho ducados para la realización de un manto, un vestido o lo que estimasen los albaceas.

 

"Mandamos una y otra, que de nuestros bienes se destinen ocho ducados para ayuda de un manto o vestido lo que estimen los albaceas para Nuestra Señora de los Remedios del altar mayor del convento del Señor San Francisco de Observantes de esta villa, de la que somos piadosas devotas, es nuestra última voluntad y mandamos se haga cumplir".

 

Juana Martínez, "la Salmerona", recoge en su testamento, redactado el 30 de diciembre de 1639 ante Isidro Cordero, la donación de una Inmaculada Concepción guarnecida de filigrana para el pecho, así como Catalina Ledesma Sotomayor, en su testamento fechado el 31 de agosto de 1703, estipula el obsequio de un vestido. 

 

 

"Mando que de mis bienes se le de limosna a Nuestra Señora de los Remedios en el altar mayor de dicho convento del Señor San Francisco de esta villa, para un vestido o una saya de raso color Ámbar con flores blancas y esmaltes negros que tengo y la cual debe de ser entregada al padre guardián del convento para dicho efecto y que así es mi voluntad y mando que se cumpla".

 

Junto a esto, Manuela Romo de Ocón, viuda del escribano Isidro Ceballos, en su testamento con fecha de 26 de noviembre de 1749 ante Pedro Polanco, dejaba a la imagen mariana un rosario de oro.

 

 

"Es mi voluntad que el rosario de oro sea propio de la Tercera Orden de Padres del Señor San Francisco de la Observancia de esta villa para Nuestra Señora de los Remedios sin que se pueda enajenar de manera alguna y solo si siempre que Nuestra Señora de los Dolores salga de su altar para sus celebraciones se adorne con dicho rosario y concluidas pase a la de los Remedios para quien queda vinculado corriendo con su manejo la dicha Orden Tercera sin inclusión de otra persona alguna".

 

 

A pesar de que son pocos los documentos que, bien han perdurado en la actualidad, o bien no se han investigado todavía, se han podido localizar sendos inventarios en la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla, así como en el Archivo Franciscano "San Francisco el Grande" de Madrid, fechados entre los años 1835 y 1900. Los procedentes de Sevilla hacen referencia al patrimonio textil, que incluye varios mantos, vestidos y mantillas, e igual modo indican una serie de rosarios en oro, anillos, cruces y cadenas. El Archivo Franciscano menciona una serie de coronas y media luna en plata de ley y dos rosarios de oro.

 

 

Con ellos se han podido conocer otras piezas que conforman el ajuar que atesoraba esta magnífica talla, conservado con celo por la comunidad franciscana, tal y como se encuentra inventariado con el fin de dar constancia del patrimonio conventual conservado tras la vuelta de la orden al convento lebrijano.

 

 

Por otra parte, gracias a un documento gráfico fechado en 1949, perteneciente a la Fototeca de la Universidad de Sevilla, es posible fundamentar que la Virgen de los Remedios permaneció en la hornacina central del retablo mayor del convento hasta 1948, incluso tras su sustitución por uno de nueva factura, realizado por el taller de los hermanos Navarro en el siglo XVIII, cuando fue sustituida por una nueva imagen de la Inmaculada Concepción, muestra de la devoción que la orden franciscana profesaba por el misterio concepcionista.

 

 

Por ello, es posible establecer la hipótesis de que la imagen de Nuestra Señora de los Remedios debió quedar relegada en otro lugar del convento, al igual que el Cristo crucificado de las Ánimas, una talla encuadrada en las primeras décadas del siglo XVI, sustituida por su mal estado de conservación y, posteriormente, vendida en 1968 a la Comunidad Redentorista en Jerez de la Frontera, donde permanece actualmente.

Sin embargo, todavía no se ha encontrado texto alguno en el que se especifique cuál fue paradero de la imagen mariana en la segunda mitad del siglo XX. Existe la hipótesis de que habría podido correr la misma suerte que el mencionado crucificado, al ser vendida a algún particular hasta su adquisición, 47 años después, a través de una web de venta de antigüedades online. Su paradero se encontraba en Majadahonda (Madrid), en un estado deficiente de conservación al presentarse mutilada por el cuello y con pérdidas de su policromía original.

Gracias a la tecnología de hoy en día, y a la labor investigadora de historiadores del arte que conocían el patrimonio de Lebrija, se pusieron en contacto con quien esto escribe para comunicarme la historia de la talla. Ajeno a toda esta apasionante trama, ha sido necesario llevar a cabo una investigación en profundidad con el fin de recuperar el valor histórico-artístico de esta imagen que fue la devoción de la orden franciscana durante los siglos XVII y XVIII, así como para dar a conocer parte del legado escultórico religioso andaluz olvidado.

Sirvan por tanto estas líneas como un adelanto de cara a un posterior trabajo, en el que se desvelará el devenir histórico de esta talla mariana.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

Archivo Histórico de Sevilla

Archivo de San Francisco el Grande (Madrid)

Archivo Colombino (Sevilla)

Archivo del Convento de Nuestra Señora de Loreto (Espartinas-Sevilla)

Archivo de la Universidad de Sevilla

Archivo del Fondo Arzobispal (Sevilla)

Archivo del Convento de San Francisco (Lebrija-Sevilla)

BELLIDO AHUMADA, José. La Patria de Nebrija, Sevilla, 1945.

 

AGRADECIMIENTOS

Aetos Restaura, fray Pedro Gil, presbítero Eloy Ganfornina, Juan de Dior, Miguel y Adrián García.

 

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