DE LA CLEMENCIA Y LA SED EN LA OBRA DE ANTONIO ILLANES

Sergio Jesús Parra Medina (02/12/2020)


 

 
 
Imagen (inédita) de Antonio Illanes posando junto al Cristo de la Clemencia
Archivo familiar. Colección de Antonio Illanes Salcedo

 

1. Aspectos catalográficos y características técnicas del Cristo de la Clemencia (de la Sed).

El Cristo de la Clemencia (de la Sed) es la cuarta imagen de Crucificado realizada por Antonio Illanes Rodríguez (1901-1976) y se contextualiza en el estudio de la calle Santiago nº 12, el mismo donde comenzó a proliferar su obra de imaginería con creaciones tan poderosas como el Señor de las Penas (Sevilla, 1939).

Con fecha 31 de agosto de 1932, Antonio Illanes escribió: "Por conducto del Cardenal firmo un contrato con don José Luis de Casso (hermano mayor de la Sacramental) para tallar un Cristo con el título de la Clemencia (de la Sed), poco mayor de tamaño natural, para la nueva Iglesia de la Concepción, de esta ciudad en el precio de 4.000 pesetas, en madera de cedro" (1).

La ejecución del Crucificado siguió el procedimiento tradicional del sacado de puntos (manual), tras el previo modelado de la escultura que su autor inició el 2 de septiembre de 1932 y el ensamblado de las maderas al siguiente día 14; por último, la obra se terminó el 1 de marzo de 1933 y fue bendecida el día 25 del mismo mes.

A la entrega de la imagen, miércoles 8 de marzo, el propio Illanes dice: "(...) encargué a Joaquinillo (ayudante) buscara dos mandaderos para que, en una parihuela, la llevaran a su destino; él, con perdonable irreverencia, cargó con la cruz; yo, algo distante, vigilaba la procesión. / Una vez dentro del templo, reparé con harto disgusto que los operarios discutían entre sí acaloradamente, casi llegaban a las manos. / -¿Qué ha ocurrido, Joaquín?/ -¡Na! ¡Esos dos, que querían robar el copón, qué dicen que es de oro! / ¡Quedé estupefacto!/ -Son anarquistas y no pude encontrar gente más honrá! ¡Les amenacé con la bofia y se rajaron! / ¡Siempre Jesús rodeado de ladrones!..." (2).

Con respecto a la producción iconográfica de Crucificados pertenecientes al catálogo de Antonio Illanes, el que estuvo en la Iglesia de la Concepción guardaba una clara relación con los ya realizados anteriormente a la Guerra Civil; por un lado, presentaba corona tallada en la cabeza como el Cristo de la Lanzada y el primer Cristo de las Aguas, mas, por lo estilizado de la figura, se acercó a su antecesor -el Cristo de la Expiración-, aunque con un tratamiento más virtuoso en los detalles de la talla del sudario y en la del cabello, en el que combinó diversos roleos acentuándose la caída de unos voluminosos mechones sobre el tronco del representado. En cuanto al estilo que lo define continuó vinculándose al "barroco manierista" de Martínez Montañés, pero si atendemos a la evolución personal del autor parece no continuar en la senda contemporánea que introdujo en su escultura religiosa hacia 1930 (3). En cuanto a la policromía, es muy posible que se encargara de ello él mismo -como ya hiciera con el de Morón de la Frontera (4)-.

 

 
 

Primer plano del Cristo de la Clemencia. Álbum "Escultura Religiosa" de Antonio Illanes
Archivo familiar. Colección de Antonio Illanes Salcedo. Publicada en 1969 en "Sevilla Nazarena" (ABC)

 

2. La desaparición del Cristo de la Clemencia (de la Sed) en el contexto de 1936.

Con el estallido de la Guerra Civil española, aparte de lamentar grandes pérdidas humanas, diversidad de templos fueron devastados durante la denominada "persecución religiosa" (ya iniciada con la proclamación de la II República en 1931) desapareciendo con ello verdaderos tesoros históricos y artísticos. De hecho, tras la victoria de los sublevados en Sevilla, y por orden del General Queipo de Llano, en agosto de 1936 se creó una Junta Conservadora del Tesoro Artístico con la finalidad de descombrar los edificios, inventariar los daños y conservar ("rescatar") los objetos que permanecieron tras el desastre, todo lo cual quedó reflejado por los profesores José Hernández Díaz y Antonio Sancho Corbacho en Estudio de los edificios religiosos y objetos de culto de la ciudad de Sevilla, saqueados y destruidos por los marxistas.

Como ya sabemos, Illanes fue uno de los autores encargados de restaurar varias de aquellas obras dañadas durante la contienda, además de crear réplicas de las ya desaparecidas como Nuestra Señora de Guaditoca (Guadalcanal, Sevilla, 1937) o Nuestra Señora del Águila (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1937). Entonces, cabe destacar que existía la obligación de comunicar a las autoridades superiores las restauraciones que se habían de hacer a las imágenes mutiladas, pero Illanes, "terco y mal aconsejado" (5), no cumpliría con este requisito hasta sucederle la siguiente anécdota:

 

"Un día, enajenado en el tiempo en que afanoso estaba en este ejercicio con obras de poca monta, sentí alzadas voces de otros siglos y pasos apresurados, viendo cómo irrumpían en el estudio con hinchadas velas, sin pedir las llaves a Axataf como lo hiciera el Rey Santo, el presidente de la Junta Conservadora del Tesoro Artístico de la Provincia y académico don Nicolás Diaz Molero, con credenciales en la mano, acompañado de otro miembro de la Junta, cuyo nombre no importa consignar. / Áspero y con palabras patinadas por los años, demandó imperioso: - ¿Dónde está ese hombre? (...) ¡¿No sabe usted (vino una furiosa cascada de admoniciones) que está obligado a declarar cuánto se hace en esta materia?! ¡¿Creéis que somos unos faranduleros para que se chanceen de nosotros?! ¡¿Ignora usted, por ventura, que detrás de nosotros está avizor el Estado Mayor de Queipo de Llano?! (¡Me vi en las tapias ante el piquete de ejecución!) / - ¡Señor! -gemí casi arrastrándome- lo que estoy reparando con más voluntad que acierto no merece la atención de que molestara a ustedes haciéndoles perder un tiempo valiosísimo, que mejor empleado sería en empresas de más vuelos! Y ya recobrado el aliento por mi elocuente y razonado discurso, añadí: ¡Fíjense, si no, en lo que estoy restaurando!/ Los preceptores, con ojos de lince, examinaron la marcha de los trabajos con muestras de aprobación, y hablaron de esta guisa: -En verdad qué tenéis buen sentido, y, cosa chocante, ¡no son obras de Montañés, ni tan siquiera de Roldán! Y reconviniéndome con dedo índice inquietante, o amistoso, que esto no puse en claro, concluyeron: -¡Pero que no se vuelva a repetir lo sucedido! (...) (6)".

 

Mas sin perder el hilo frente a nuestro objeto de estudio -El desaparecido Cristo de la Clemencia (de la Sed)-, recapituló Illanes: "(...) Una Junta de Rescate se hizo cargo de las imágenes destrozadas, expuestas en un gran salón de la Universidad. / Entré un día a ver tanta devastación, e instintivamente mi vista se dirigió hacia un brazo con mano convulsa, horadada; era todo lo que quedó de mi Cristo de la Clemencia, encomendado a mi arte por el buen cardenal. / Hernández Díaz y Sancho Corbacho no consignan en su interesante libro (...) que yo fui el autor de esa escultura extinguida, tal vez por ignorarlos (7)".

Efectivamente, en el apartado dedicado a la Iglesia de la Concepción, los referidos autores del Estudio de los edificios religiosos y objetos de culto de la ciudad de Sevilla, saqueados y destruidos por los marxistas citaron: "Fue saqueada por las hordas marxistas, perdiendo la bellísima imagen titular, obra del escultor cordobés Felipe de Ribas, de la que se conserva muy quemado el rostro y una mano. También fue destrozada la imagen de un santo Crucifijo y el mobiliario del templo", desestimándose con ello la autoría de Illanes.

 

 
 

Imagen (inédita) del Cristo de la Clemencia. Álbum "Escultura Religiosa" de Antonio Illanes
Archivo familiar. Colección de Antonio Illanes Salcedo

 

3. El modelo y la más que posible atribución al "Cristo del paraguas"

Manuel de los Reyes García fue descubierto como modelo de artistas plásticos por el pintor Rico Cejudo en el año 1925, conocido por aquel entonces como "El gitano que sirve de modelo para hacer imágenes de crucificados" (8). Tal y como señaló José María Marchante (9), su demanda se debió a que "poseía una magnífica anatomía, muy armoniosa y elegante, de musculatura muy definida y marcada, sin por ello tener un volumen desproporcionado". De hecho, está documentado que Illanes lo utilizó para el modelado de sus tres primeros Crucificados.

Entre las anécdotas que el imaginero insertó en Del viejo estudio se hallaba "El paraguas", aludiendo a que: "El estudio se llovía por todas partes, por ser su techumbre de tablas, cartones y latas. Tallé un Cristo para una hermandad. El modelo de que me serví era un gitano alcayatero de La Cava (Manuel de los Reyes), que canturreaba con voz quebrada, de fragua, cuando estaba posando. (...) Ante mí, desnudo sostenía con una mano un paraguas para cubrirse de la lluvia que le caía (...)". En cualquier caso, Illanes no desvela cuál es la imagen a la que se refiere, empero siguiendo las últimas investigaciones nos dirigimos a un documento inédito donde el autor anotó que en diciembre de 1932: "Hice reformas en mi estudio poniéndole techo nuevo y cristaleras" (10), coincidiendo con el contexto de creación del Cristo de la Clemencia (de la Sed) lo que descarta, prácticamente, se trate del Cristo de la Expiración (Morón de la Frontera), el de la Vera Cruz (Tocina, Sevilla) o el de la Sangre (El Saucejo, Sevilla, adquirido en 1937). Esto quiere decir que, con casi toda probabilidad, Manuel de los Reyes también posase para el que hoy bien pudo ser el Cristo de la Sed de la hermandad de Nervión.

Sirva como ilustración de la relatada historia el dibujo que años después recrease Manuel Echegoyán -integrante del "viejo estudio"-, así como el poema (11) dedicado por Miguel Moya Alonso (1911-1998):

 

Hubo un estudio en Sevilla,
de Apolo, erigido en templo,
que, entre otras cosas, tenía
un gran colador por techo.
Por ello cuando llovía,
daba lo mismo estar dentro,
que en el medio de la calle
calándose hasta los huesos.
Bajo tan grato cobijo,
tallaba un desnudo en cedro,
un escultor, que tenía
en la talla, por modelo
-de la Cava trianera-,
un gitano alcayatero,
que se mostraba orgulloso
de ser primo de un torero.
Orgulloso, que no impedía,
que un inoportuno aguacero
atravesando la techumbre
le calara hasta los huesos.
Ante tal inconveniente,
no se encontró mejor medio,
que armarle de un paraguas
que le aliviase el goteo.
Y había que ver el cuadro
que formaban, pintoresco,
el escultor, con la gubia,
con el paraguas, el modelo.
Aguantando el temporal
y trabajando en silencio,
que débilmente quebraba
apuntándose unos tientos,
con la carne de gallina
el gitano alcayatero.
El ¡ay! del cante gitano,
se convertía en lamento,
cuando el agua le azotaba
empujada por el viento.
Que no pudiendo aguantar
dijo sentencioso: "Maestro;
dejemos para otro día
los cortecitos al cedro;
que si el agua, a él lo ablanda,
a mí me va a dejar tieso".

 

 
 

Ilustración de Manuel Echegoyán sobre la anécdota "El Paraguas" (1964). Incluida en Del viejo estudio

 

4. Antonio Illanes y la Hermandad de la Sed.

En el serial de ABC Sevilla Nazarena, con fecha 28 de febrero de 1969 y firma de Benigno González, se publicó el artículo La proyectada hermandad del Santísimo Cristo de la Sed, que incorporaba varias fotografías de nuestro Crucificado y promocionaba la agrupación -constituida como hermandad de penitencia en octubre del referido año-, citándose: "(...) Uno de ellos, don Juan Cuevas Muñoz, nos habla de la elección de título de la Hermandad, exponiendo que en la parroquia de la Concepción existió hasta 1936, en que fue quemada, una imagen de Cristo Crucificado, obra de Illanes, que por deseo del cardenal Ilundain representaba a nuestro señor Jesucristo en el momento de pronunciar la Quinta Palabra (...)."

Meses antes de la noticia se supone que la dicha pro-hermandad ya hubo contactado con Illanes, cuando fue él quien adelantó en una entrevista realizada en junio de 1968 que "allí quieren sacar una cofradía y, caso de obtenerse permiso, haré todas las imágenes" (12). Al respecto, y a tenor de los giros acontecidos en el trato, desconocemos las negociaciones llevadas a cabo y entendemos que, en un primer momento, se hablaría con el propio Illanes para proyectar los titulares (además de las figuras secundarias que estaban previstas incluir en el paso del Cristo) (13), sobre todo, teniendo en cuenta la existencia del Crucificado anterior y el hecho de que ya había realizado el tan venerado Sagrado Corazón de Jesús para el mismo templo en 1944.

Con todo ello, la idea parecía estar muy clara y de haberse conservado aquel Crucificado todo apunta a que éste, y no otro, habría sido el titular que cada Miércoles Santo haría estación de penitencia a la Santa Catedral (casualmente, en el mismo día que también lo hace el Cristo de la Lanzada -su primera obra-). Además, ya pasado el tiempo, en la variedad de documentos inéditos relacionados con su Cristo de la Clemencia el imaginero recalcaría: "Posteriormente se llamó de la Sed" o, sencillamente, "de la Sed" (entre paréntesis y con lápiz). Entretanto, ignoramos en qué momento dejaría de llamarse "de la Clemencia" y comenzó a identificarse de la forma actual, no obstante, hemos de valorar que cuando el autor lo nombró en su anecdotario de 1965 lo hizo con su advocación primigenia y nunca como "de la Sed", lo que nos indica que esta última referencia podría estar mayormente asociada con el origen fundacional de la hermandad.

Para terminar quisiera añadir una reflexión personal pues, si valiente y acertada fue la obra de un veinteañero Luis Álvarez Duarte (D.E.P.) -a quien, finalmente, se le encargó la talla en octubre de 1970-, ¡¿cómo no habría sido el último crucificado de aquel "mago de la gubia" para su Semana Santa de Sevilla, en el recuerdo nostálgico de aquella obra de juventud, lamentablemente, destruida?!

 

 
 

Detalle sobre Manuel Echegoyán, posando en 1933 en el estudio de la calle Santiago; al fondo, el Cristo de la Clemencia en proceso de talla. Fotografía publicada en Diccionario de Ateneístas.

 

Citas bibliográficas

(1) Del archivo personal del artista. Colección Antonio Illanes Salcedo.

(2) Illanes, A. (1965). Del viejo estudio. Sevilla, pp. 98-99.

(3) Parra, S.J. (2017). El escultor Antonio Illanes y su producción religiosa para Morón de la Frontera. Hermandad del Cautivo de Morón.

(4) Parra, S.J. (2018). "La Pasión de Antonio Illanes cuando talló las imágenes de la Compañía", en Morón Cofrade, nº 22, pp. 61-62.

(5) Illanes, A. (1965): Del viejo estudio. Sevilla, p. 89.

(6) Ibídem, pp. 89-91.

(7) Ibídem, pp. 24-25.

(8) Coves, F. (13 de diciembre, 1930): "El gitano que sirve de modelo para hacer imágenes de crucificados", en Estampa, nº 153.

(9) Escudero, J. Mª. (2004). "Un gitano sirvió de modelo para tallar el Cristo de la Lanzada”, en LXXV Aniversario del Stmo. Cristo de la Sagrada Lanzada (1929-2003). Sevilla, pp. 29-30.

(10) Del archivo personal del artista. Colección Antonio Illanes Salcedo.

(11) Illanes, A. (1967). Del nuevo estudio. Sevilla, pp. 124-126.

(12) Naranjo, M. (21 de junio, 1968): "Con el escultor Antonio Illanes / autor de más de 200 imágenes, muchas de las cuales hacen estación en nuestra Semana Santa", en El Correo de Andalucía, p. 16

(13) León, J.J. (2012): El niño imaginero: medio siglo de cofradías con Álvarez Duarte. Jirones de Azul, p.79.

 

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Nota del autor: extracto del artículo publicado en "SED: 50 años de historia y devoción" (Sevilla, 2020). A los hermanos de la Sed...

 

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