CRISTÓBAL RAMOS EN EL ALJARAFE SEVILLANO

Rafael Gallardo Montesinos (25/04/2024)


 

 
 
Foto: Hermandad del Gran Poder (Coria del Río)

 

Damos a conocer algunas de las imágenes de Cristóbal Ramos en la comarca del Aljarafe, siguiendo una línea geográfica que va desde Coria del Río hasta Huévar del Aljarafe. Además, incorporamos al catálogo de atribuciones de su discípulo Juan de Astorga una Dolorosa tradicionalmente atribuida a Ramos.

Empezamos con la Virgen del Carmen de Coria del Río. Esta devoción mariana llegó a Coria en 1603, cuando se estableció una congregación de Nuestra Señora del Monte Carmelo en la ermita de San Sebastián, ligada a los carmelitas descalzos de Nuestra Señora de los Remedios de Triana. En 1635 ya había una imagen del Carmen. Tras el Terremoto de Lisboa en 1755 la ermita quedó en ruina y la Virgen pasó al domicilio de su camarera, María Sánchez, así como las demás imágenes de la capilla. Tras desposarse esta con Ambrosio Sánchez de Almansa en 1765, las figuras pasaron a la casa de su propiedad, y de allí se trasladaron de nuevo a la ermita ya reconstruida. En 1773 se coloca la primitiva imagen mariana en el renovado tabernáculo; pero al ser de vestir los ratones roen las telas de la imagen, y por no tener renta alguna la ermita, el mayordomo Agustín Pinto Carnero considera que sería mejor hacer una nueva de talla completa. Para ello se adquirió madera de cedro para tal fin, aunque finalmente, como vemos en las imágenes existentes, se realizaron en barro cocido tanto la cabeza y manos de la Virgen, así como la figura del Niño.

La nueva imagen estuvo en su emplazamiento hasta 1885, cuando, debido a la venta de la ermita por parte del arzobispado, pasaron a otra situada en el cerro, llamada de San Juan. Allí estuvo hasta los saqueos y destrozos del 12 de mayo de 1931. La imagen mariana sufrió desperfectos, pues la cabeza de barro la fragmentaron en dos partes, siendo restaurada inmediatamente para la festividad del Corpus, pasando ese mismo día a la iglesia parroquial en sustitución de la patrona, la Virgen de la Estrella, desaparecida en los disturbios. En 1937 se coloca de nuevo a la titular del templo y la Virgen del Carmen pasa a una de las capillas de la parroquia. La anterior imagen carmelitana que había en la parroquia se perdió en la Guerra Civil y se remplazó por la existente.

En 1972 llega una nueva imagen del Carmen, realizada por Francisco Buiza, y la anterior pasa de nuevo a la ermita del cerro, pero el Niño que llevaba se incorpora a la de Buiza por su gran calidad artística. Actualmente pertenece a la Antigua Hermandad de Jesús Nazareno y Cofradía de Marineros, Fervorosa Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora del Carmen.

La atribución del Niño Jesús (imagen superior) a Ramos la hace Juan Manuel Miñarro tras la restauración de la figura en 2007. Formula esta hipótesis por la forma de trabajar el barro cocido y comparando sus grafismos con otras imágenes documentadas del escultor. Lo cierto es que no sabemos si esta imagen es la que se solicitó en 1773, ya que se pedía una escultura de talla completa en madera, pero los rasgos del Niño recuerdan a las efigies infantiles realizadas por Ramos en la década de 1770, caso de los ángeles del retablo de la Virgen con San Cayetano de la parroquia sevillana de Santa Catalina o del Niño Jesús de la Virgen del Rosario de la colegial del Salvador.

Desgraciadamente, la figura mariana que está en la actualidad en la ermita de San Juan ha perdido esos grafismos tan característicos del escultor, debido a la restauración que tuvo tras el vandalismo. Cotejándola con fotografías antiguas que se conservan, su rostro recuerda a la Virgen del citado grupo de Santa Catalina.

 

 
 
Foto: Hermandad del Rosario (San Juan de Aznalfarache)

 

La Virgen del Rosario de San Juan de Aznalfarache perdió en la Guerra Civil todo el archivo y su majestuosa capilla, que contenía un retablo barroco del que tan solo se conservan algunas esculturas y relieves. La imagen titular se custodió en casa de la hermana mayor de entonces, Rosario Domínguez Sánchez. Hasta 1953 no volvió a su primitiva capilla.

La atribución de esta imagen a Ramos la menciona Daniel Pineda Novo en su "Historia de San Juan de Aznalfarache". Su composición tiene su parecido con la de Pedrera, que también se atribuye con bastante fundamento a Ramos. De esta se conserva la documentación sobre su hechura, ya que en el cabildo del 5 de octubre de 1794 se solicita cambiar la imagen titular por una nueva, acorde al culto que corresponde. En las cuentas del siguiente año no se refleja el nombre de su autor, pero sí su costo, que fue de 1.800 reales.

Comparando ambos rostros, vemos claramente que está sacada del mismo molde. La cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha, misma composición en labios y nariz, e idénticas ondulaciones de la cabellera. Lo único en lo que difieren es en la mirada, pues la de San Juan mira hacia el frente, mientras que la de Pedrera lo hace hacia abajo. En cuanto a la policromía, la de la Virgen del Aljarafe es más reciente, desvirtuando la obra primigenia; sin embargo, la de Pedrera conserva la original. Igualmente nos recuerda en el rostro a la Divina Pastora de Galaroza.

En lo que se refiere al Niño Jesús, no recuerda tanto al de Pedrera. Sin embargo, sí existe un parecido, a nivel de modelado, con el del Niño que realizó Ramos en 1797 para la Divina Pastora de los capuchinos de Sevilla. De rostro regordete, boca entreabierta y con similitudes compartidas en las ondulaciones del cabello. También en este Divino Infante de San Juan se ha modificado su policromía original.

En conclusión, podemos establecer la hechura de esta imagen del Rosario de San Juan de Aznalfarache hacia 1797, momentos en que se le construye una nueva capilla. Esta hipótesis se fundamenta también en la comparación con obras atribuidas y documentadas de la última etapa de este barrista sevillano.

 

 
 
Foto: Hermandad de San Juan Bautista (San Juan de Aznalfarache)

 

En cuanto a la Virgen de los Dolores, también de San Juan De Aznalfarache, se trata de una Dolorosa que pertenece a la Antigua, Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Sacramental de San Juan Bautista y Nuestra Señora de la Paz y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de los Dolores. La hermandad se fundó mediante una bula papal en el año de 1743, aunque la Dolorosa no llegó a dicha corporación hasta la década de 1940.

María Santísima de los Dolores acompaña al Cristo del Amor, obra del escultor sevillano Manuel Vergara de 1953. Es una imagen de candelero que arquea ligeramente su cabeza hacia la derecha, con una actitud de aflicción contrita y ensoñadora, cercana a las dolorosas románticas decimonónicas. Aunque su autoría es anónima, por el material en el que está realizada, barro cocido y policromado, y por la técnica del corte para introducir los ojos de cristal, se ha venido atribuyendo al círculo de Cristóbal Ramos, si bien Roda Peña comentó que presenta algunos rasgos formales afines a los de las dolorosas más antiguas de su discípulo Juan de Astorga.

En el libro de inventario del convento de San Juan de Aznalfarache, fechado entre 1799 a 1826, se reseña que sobre sus manos tenía una corona dolorosa y un rosario de cuentas de nácar y alambre de plata sobredorada; por tanto, las manos no estaban entrelazadas, sino separadas, tomando sobre ellas la corona de espinas.

A tenor de lo aquí expuesto por la documentación, nos confirma que esta Dolorosa no es de Cristóbal Ramos, ya que su óbito fue en 1799. Por ello, planteamos en este estudio que esta imagen podría corresponder -como ya intuía Roda Peña- a una de las primeras dolorosas de Juan de Astorga, influenciado aún por el estilo y material habitualmente empleado por su maestro. Guarda relación con las primeras marías o dolorosas documentadas de Astorga, como la María y la Virgen del Buen Fin que realizó en 1810 para la Hermandad de la Sagrada Lanzada tras el destrozo de los franceses de las primitivas.

Astorga imprime a sus dolorosas unos ojos más resaltados y abultados que su maestro, y los párpados suelen caer hasta la mitad, dándole esa mirada nostálgica propia del romanticismo. Recuerda a Ramos en la boca entreabierta o en la nariz recta, aunque con las aletas nasales más redondeadas.

Esta imagen ha tenido varias intervenciones. En 1985 Francisco Berlanga sustituyó el perno de la cabeza de la Virgen, que previamente había sido colocado por Antonio Eslava, y consolidó toda esta zona de la escultura.  

 

 
 
Foto: Asociación Santa Brígida (Camas)

 

Las imágenes de Nuestra Señora de la Candelaria y Santa Brígida de Camas pertenecen actualmente a la Asociación Parroquial que lleva su nombre. Ambas proceden de la antigua ermita de Santa Brígida, que se ubicaba en el cerro del mismo nombre en el término de Camas.

Ambas imágenes se atribuyen a Cristóbal Ramos, ya que no conservamos ninguna documentación sobre su autoría. Nuestra Señora de la Candelaria o de la O (imagen superior) existía ya en 1794. Por su comparación con los rostros de la Virgen del Rosario de la Colegial del Salvador y de la Virgen del Rosario de la hermandad radicada en el exconvento de San Pablo el Real, la podemos fechar por estos años. El Niño que la acompaña no es del autor que estudiamos, siendo probablemente una obra anterior del siglo XVII. Cuando se encontraba en la ermita en su mano derecha llevaba una vela, en relación con su advocación de la Candelaria.

En cuanto a Santa Brígida, hay que fecharla en torno a 1796 y 1799, o bien a principios del siglo XIX, debiéndose adjudicar en este caso a un escultor del círculo de Ramos. Las facciones de la efigie corresponden a sus imágenes de estilo academicista. Por ejemplo, esta santa tiene su correlación con la Virgen Niña del grupo de la Sagrada Familia del convento de los capuchinos de Sevilla, cuyo conjunto realizó Ramos probablemente en 1797, junto con la Divina Pastora, Niño Buen Pastor y los ángeles lampadarios de su capilla. También guarda parecido con la Virgen Niña que va con Santa Ana de la iglesia de San Esteban, cuya cronología situó Roda Peña hacia 1780-1790.

 

 
 
Foto: Alfonso Vidán

 

En reiteradas ocasiones la Virgen del Rosario de Olivares (imagen superior) se ha atribuido a Cristóbal Ramos. Casi sin margen de error, estamos ante una obra de segura atribución a Ramos, fechable en torno a 1787-1789. Esta tipología de Virgen del Rosario y Niño Jesús la encontramos por primera vez en la parroquia de Santa Ana de Algodonales, documentada en 1786. Al año siguiente realiza la Virgen del Rosario de la hermandad establecida en el convento dominico de San Pablo -actual parroquia de la Magdalena-. No es de extrañar que los dominicos de San Pablo presentaran al imaginero a la congregación vecina de Olivares para que realizase su titular. Los rostros y el modelado de las cabelleras de la Virgen de Olivares y la de los dominicos de Sevilla son idénticos. La de Olivares ladea su cabeza hacia la izquierda, mientras que la de San Pablo a la inversa. Los niños son similares también, tanto en la configuración del rostro como en la cabellera.

En Albaida del Aljarafe encontramos las imágenes de la Virgen del Rosario y la Virgen del Socorro.

En cuanto respecta a la primera, no tenemos ningún documento que nos permita fecharla o adjudicarla a la obra de Ramos. Debemos establecer su cronología hacia la década de 1780. Los dominicos de San Pablo tenían una vinculación estrecha con la congregación del Rosario de la colegiata de Olivares, y esta con la iglesia parroquial de Albaida, y a través de ella se encargó con probabilidad esta otra efigie rosariana. Los niños de estas vírgenes del Rosario son idénticos entre sí, y fechables en torno a estos años finales de la década de 1780. En cuanto a la cabeza de la Virgen de Albaida, es más redondeada, cuando Ramos suele hacerlas ovaladas. Esta peculiaridad puede explicarse tras el descubrimiento que se hizo durante la intervención de la imagen por Francisco Limón Parra en 1999. Este concluyó que la parte posterior de la cabeza, incluidas las orejas, era de una imagen anterior de madera, mientras el rostro era una mascarilla de pasta de papel con ojos de cristal que se adaptó a lo conservado, añadido a finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX.

Sobre la segunda, tampoco tenemos documentación sobre su ejecución por parte de Cristóbal Ramos. En este caso, el Niño es anterior, de la segunda mitad del siglo XVII. Sin embargo, el rostro de la Virgen es idéntico al de la Virgen del Rosario de San Pablo de Sevilla: mentón pronunciado; boca pequeña, cerrada y con las comisuras muy marcadas; los ojos de cristal policromados exactamente iguales; pestañas pintadas en la parte inferior; y cejas arqueadas y finamente detalladas en su peleteado.

Tras analizar ambas imágenes, creemos que en algún momento de su historia pudieron intercambiárseles las efigies de los niños y hasta trocar sus respectivas advocaciones. El niño de la Virgen del Rosario de Albaida coincide con los rasgos de los otros realizados por Ramos en torno a 1787, y la actual imagen del Socorro -o tal vez la primitiva del Rosario- tiene las facciones idénticas a las vírgenes del Rosario de San Pablo y Olivares. Por tanto, planteamos que ambas imágenes pertenecían a un mismo conjunto. Probablemente el cambio se produjo a finales del siglo XIX.

 

 
 
Foto: Hermandad de la Vera+Cruz (Benacazón)

 

La Virgen de los Dolores de Benacazón pertenece a la Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de los Dolores de dicha localidad. Tan solo conocemos que fue donada a mediados del siglo XIX por José María Agudelo y Santamaría (1823-1884), coronel retirado y vecino de la localidad, cuya lápida ha sido rescatada del cementerio y colocada en la capilla. La noticia de la donación no consta documentalmente en los archivos de la hermandad, pero sí tenemos conocimiento que en torno a ella se originó una congregación de la Tercera Orden de Siervos de María en 1876, a petición de varios devotos. Entre ellos probablemente se encontrase aquel coronel y a raíz de ella donase esta imagen de los Dolores. A partir de 1888, cuando se reorganizó la Hermandad de la Vera Cruz, pasó a formar parte de ella, saliendo por primera vez bajo palio en 1903.

En la Fototeca del Laboratorio de Arte se conserva una fotografía donde la podemos contemplar con su composición primigenia: de rodillas y con las manos entrelazadas. Tanto su rostro, como esa configuración primitiva y el material con el que está realizada la obra -barro cocido- la acercan a las dolorosas documentadas de Cristóbal Ramos de la década de 1770, caso de María Santísima de las Aguas de la Hermandad del Museo, Virgen de la Salvación de San Bartolomé o la Dolorosa de San Andrés. Las manos originales aún se conservan, siendo de igual calidad que las del Museo. En 1973 el escultor Antonio Eslava Rubio le realizó un nuevo candelero para colocarla junto al Crucificado y le hizo unas nuevas manos separadas de madera. Su semblante recuerda a las dolorosas ya mencionadas, con esa expresión más dramática y barroca, que se distancia de las documentadas del palacio de San Telmo (1787) y la de la Escuela de Cristo (1798). Estas tienen un canon más clásico y dulcificado. Por tanto, podemos fechar la de Benacazón hacia la década de 1770.

De entre todas esas dolorosas, con la que guarda más semejanzas es con la de San Andrés. Esta apenas ha sido modificada, tan solo se le aplicaron telas encoladas a principios del siglo XIX. Ambas presentan ese rostro ovalado, con la boca entreabierta y los dientes en la parte superior, nariz recta y misma expresión en los ojos y forma de las cejas. En resumen, todas estas características formales nos permiten adjudicarla con seguridad a este barrista sevillano.

 

 
 
Foto: Hermandad de la Sangre (Huévar del Aljarafe)

 

Por último, la Virgen de la Sangre, titular de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de la Sangre de Huévar del Aljarafe. En 1942 fue restaurada por Antonio Infantes Reina y en 1982 por Juan Manuel Miñarro. En esta última intervención se descubrió que bajo la mascarilla de papelón se localizaba la imagen primitiva del siglo XVI. Según Miñarro, esta nueva mascarilla con ojos de cristal es fruto de una intervención del siglo XVIII. La imagen original se encontraba con varios desperfectos, y por ello los devotos conservaron la venerada imagen primitiva bajo una mascarilla moderna, para preservar así su devoción.

Esta intervención nos recuerda a las numerosas restauraciones que acometió Cristóbal Ramos. Ocultaba las efigies anteriores en mal estado, colocándole una mascarilla de papelón sacada de molde y con ojos de cristal. Tal vez fuera criticado por esta práctica, pero tal y como lo vemos fue requerido por las propias hermandades y congregaciones para modificar los rostros de sus titulares primitivas, adaptándolas al gusto del momento. Tenemos constancia documental de ello en las congregaciones del Rosario de los dominicos de San Pablo (1787), de los Maestrantes de Sevilla (1794) y la de Paradas (1797). De entre las que no se ha localizado información ni fecha sobre la intervención de Ramos, pero conservan una cabeza primitiva en su interior con una mascarilla muy similar, tenemos la Virgen del Rosario de Marchena, la Virgen del Socorro de Albaida o la Virgen de la misma advocación de Utrera, entre otras.

En este caso de Huévar el rostro de la Virgen se acerca a esa expresión académica y clásica de la Virgen del Rosario de los Maestrantes de Sevilla. Así como la figura del Divino Infante, que recuerda a esos otros que realizó para las figuras rosarianas, aunque en este de Huévar la volumetría del cabello es más plana y con poca profundidad, debido a que está sacado de un vaciado. Podemos situar la hechura de este grupo hacia la década de 1790.

Como conclusión, comentar que la producción del escultor Cristóbal Ramos se acerca a esa fabricación seriada que se popularizó con los talleres de Olot en los siglos XIX y XX. Ramos supo valerse del barro y crear con virtuosismo sus figuras, que luego revestía con lienzos encolados. Esas imágenes despertaron la devoción y la ternura popular, y fruto de ello es la numerosa obra de este escultor sevillano. A medida que el escultor envejecía y su clientela aumentaba por la fama de sus "graciosas figuras de barro", tuvo que valerse de moldes para la creación de sus imágenes, tanto las de pequeño formato como las de tamaño natural. En estas últimas fue abandonado el barro por la pasta de madera, primero para disminuir el tiempo y coste de la cocción, así como para agilizar el proceso constructivo de la obra; segundo, porque eran más resistentes a los movimientos; y tercero, porque pesaban menos, ya que suelen procesionar en andas o pasos.

 


 

FUENTES

GALLARDO MONTESINOS, Rafael. "La producción de Cristóbal Ramos y su taller en las hermandades del Aljarafe sevillano", en XXIV Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su Provincia, Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla, 2023, pp. 73-98.

 

 
 
Santa Brígida
Foto: Asociación de Nuestra Señora de la Candelaria (Camas)

 

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