LA TÚNICA DE LOS DOS SIGLOS. NUEVA OBRA DE FERNANDO CALDERÓN PARA OSUNA

Carlos Fernández Aguilar y Antonio Morón Carmona (26/03/2021)


 

 
 
Comparativa. Fotos: Clara Domínguez y Archivo Carlos Fernández

 

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Osuna atesora un vasto bagaje histórico que se traduce, sobre cualquier otra consideración, por acaparar todo el fervor de su villa y, más allá de sus fronteras, la escultura de su titular sobresale por ser una de las más logradas representaciones del Nazareno en Andalucía.

Su imagen, por tanto, ha sido reproducida en las artes desde muy temprano: en las reglas de 1635 aparece en una pequeña vitela de forma idealizada y, en 1747, el platero cordobés Bernabé Sánchez de los Reyes lo labró en la corona de Nuestra Madre y Señora de los Dolores.

Sin embargo, no será hasta mediados del siglo XIX con la invención de la fotografía cuando su imagen se reproduzca masivamente. Es entonces cuando lo vemos por primera vez, un Jesús Barroco que mantiene intactos los elementos de la Semana Santa de esa época: su trono cargado por tranquillas, elevado sobre un monte rocoso y vestido como Rey, con la soberbia túnica roja de cola, que entonces era morada; ayudado por Simón de Cirene. Así lo vieron, por última vez, los frailes mínimos antes de marcharse por la exclaustración de Mendizábal.

 

 
 
Comparativa. Fotos: Clara Domínguez y Archivo Carlos Fernández

 

Pasados los años, aparecerá el "Jesús Romántico", procesionado en un trono donde "los cargadores" o "los hombres" iban debajo, vestido con la magistral túnica de cola bordada por la gran Patrocinio López en 1881. Ante este Jesús y su devoción de calles y balcones colmadas de criaturas quedaron asombrados Arthur Engels y Pierre Paris, los franceses que entonces rastreaban los orígenes íberos del pueblo hasta que pararon sus excavaciones para fotografiarlo, ellos mismos, en la mañana del Viernes Santo.

Cambio en el calendario: el ochocientos da paso al novecientos y a Jesús hay que volver a vestirlo como un Rey, como siempre ha sido y nunca ha dejado de ser, pero adecuándose al nuevo gusto que va a dejar sus pies y tobillos al descubierto. Una túnica para usarla todo el año, "en el camarín", pero todo lo que es de Jesús sobrepasa muros y fronteras.

Trece varas de tela para vestir a Jesús: el Jesús de los marqueses de la Gomera, de los votantes del partido liberal y de los gitanos de la calle Écija que le gritaban "el nuestro, el nuestro". Más dieciséis varas de hilo morado, para su forro; catorce varas y media de hilo fuerte, para coserlo, y el galón de oro que lo perfiló.

 

 
 
Foto: Antonio Morón Carmona

 

Cuatro mil trescientos sesenta y cinco reales sumaron, rebaja incluida por Gallego Candela y Compañía, la casa que tejió el nuevo género, recogiéndose las cuentas el 24 de abril de 1899. Trece varas despachadas en un mostrador que vestían a todo un pueblo y por eso el pueblo se volcó: tres colectas de hermanos y devotos, más la rifa de un macho cabrío, y tanto gustó ver a Jesús con su nueva túnica que "después de haber satisfecho la cuenta y estar cerrada, se ha recibido la cantidad de 40,50 pesetas" (1).

La belleza de Jesús con su nueva túnica morada tejida con hilo de oro ensombreció al propio Sol de la primavera de Osuna. Su pueblo, que llegó a superar los cuarenta mil habitantes, lo conservaba con este aspecto regio en la estampita que guardaba en su cartera, en la mesita de noche, en la maleta de cartón del que tuvo que irse y entre las manos heladas de quién emprendió el viaje definitivo.

Así se retrató a Jesús en la más icónica fotografía que jamás se haya hecho de nuestra Semana Santa: junto a su Madre la Virgen de los Dolores. Así lo inmortalizó la fábrica Montalván en el retablo cerámico que preside la calle Jesús (imagen superior), gracias al cual pudimos conocer qué color tenía. Así vestido vio pasar la historia de la primera mitad del siglo XX: el exilio de un rey, la II República, la guerra civil y la posguerra... una España de penurias, dolorida y divida; y así acabó la túnica de Jesús como consta en un inventario de 1954: "una casulla y ornamento de celebrante (imagen inferior), de túnica de tisú que fue baja" (2).

 

 
 
Foto: Pedro Jaime Moreno de Soto

 

La llegada de un nuevo milenio nos hizo vivir demasiado deprisa hasta que la pandemia de la Covid-19 ha inaugurado una década trastocando todo lo que creíamos controlar, todo excepto a Jesús. A Él, de nuevo, hemos dirigido nuestra oración, entre lágrimas, miedos y esperanza. Por eso, ahora había que volver a vestirlo de majestad, para que sea el mismo que siempre ha estado con Osuna, en la gratitud y en el consuelo.

En la señorial ciudad de Jerez de la Frontera, de las manos del prestigioso bordador Fernando Calderón, se ha dado forma a la historia y este especialista en telas nobles ha localizado el tejido exacto: un brocatel de seda morada tramado en oro, fabricado exprofeso en un telar italiano, con forro de seda salvaje en tono cardenal y galón dorado idéntico al original. La maestría de este sastre de Jesús ha permitido, a partir de un amplio álbum de fotografías de la época, calzar los dibujos minuciosamente para coserlos tal y como se confeccionó en 1899.

Las puertas de la Victoria se abrirán en la Semana Santa de 2021 de par en par y, mirando a nuestro pasado, afrontaremos un futuro incierto, pero con la certeza de que Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Madre y Señora de los Dolores, juntos uno al otro, estarán con los ursaonenses como siempre ha sido.

 


 

FUENTES

(1) Archivo de la Colegiata de Osuna (A.C.O.). Sección Hermandades. Cuenta de los ingresos y gastos hechos para la confección de la túnica nueva para que Ntra. Sagrada Imagen la use en el camarín, s/f.

(2) Archivo de la Hermandad de Jesús Nazareno de Osuna (A.H.J.N.O.). Inventario de los objetos y enseres que posee la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Victoria de Osuna depositados en el Convento de Santa Catalina, s/f.

 

 
     
     
Fotos: Antonio Morón Carmona

 

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