SAN FRANCISCO DE BORJA (MURCIA). UNA OBRA DE NICOLÁS SALZILLO

Juan Antonio Fernández Labaña (19/12/2017)


 

 

Un trabajo de investigación del restaurador Juan Antonio Fernández Labaña concluye que la escultura de San Francisco de Borja no fue realizada por Nicolás de Bussy, como hasta ahora se pensaba; sino por Nicolás Salzillo, padre del insigne escultor murciano Francisco Salzillo.

El estudio, titulado "San Francisco de Borja, una obra de Nicolás Salzillo" aparece recogido en libro Estudios de escultura en España y Europa, la publicación derivada del I Congreso Internacional de Escultura Religiosa, celebrado el pasado año en Crevillente (Alicante).

En la publicación, Fernández Labaña rebate la autoría a través un elaborado trabajo que comienza con una revisión de todo lo escrito acerca de esta escultura; realizando, a continuación, una "disección" de la talla policromada donde analiza desde su sistema constructivo interno hasta el más mínimo detalle de su acabado exterior; finalizando con la suma de tres reveladores aportes documentales que constatan todo lo expuesto.

Fue en 1943 cuando el investigador José Sánchez Moreno indicó que esta obra podía ser "atribuible" a Nicolás de Bussy, aunque remarcando que no poseía documentación al respecto; no aportando ningún otro dato o estudio complementario que reafirmase dicha propuesta.

Una débil atribución que, sin embargo, con el paso de los años y ante la ausencia de cualquier otra propuesta en contra, terminó siendo aceptada por la historiografía regional y nacional; apareciendo en cuantas publicaciones sobre escultura murciana, y monografías sobre el artista estrasburgués, se han llevado a cabo. Llegando a ser calificada como "una obra maestra de la imaginería española" (Gómez Piñol, E. / Belda Navarro, C., 1973), o incluso como "una de las piezas culminantes de la estatuaria en España" (Martín González, J.J., 1991), siendo enmarcada "entre las mejores esculturas de todo el barroco español" (Cánovas Belchí, J., 2002). 

 

 

Ahora, setenta y cuatro años después, Fernández Labaña, con un pormenorizado estudio, desarrollado en los tres últimos años, refuta esta atribución, descubriendo al verdadero autor de la imagen, el italiano Nicolás Salzillo (Santa Maria Capua Vetere, 1672 - Murcia, 1727), un escultor injustamente valorado y siempre a la sombra de Nicolás de Bussy y de su propio hijo Francisco Salzillo.

La escultura de San Francisco de Borja, procedente de la desacralizada iglesia jesuita de San Esteban, forma parte del rico patrimonio de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, encontrándose actualmente expuesta en el Museo de Bellas Artes de Murcia.

Juan Antonio Fernández Labaña es licenciado en Bellas Artes con la especialidad en restauración de obras de arte, máster en restauración del patrimonio histórico, y restaurador del Centro de Restauración de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM) desde hace más de quince años. Desde 2013 viene desarrollando, a título particular, una intensa labor de investigación en torno a la escultura en madera policromada murciana.

De hecho, Fernández Labaña fue quien confirmó que el Cristo del Perdón de San Antolín era obra de un joven Francisco Salzillo, publicando el estudio en su libro El Cristo del Perdón de Francisco Salzillo. Técnicas del siglo XXI para descubrir a un escultor del siglo XVIII. Un trabajo donde también se mostraba la personal técnica polícroma empleada por Nicolás de Bussy. Un inédito y revelador aspecto que fue ampliado, en 2015, en el artículo "Nicolás de Bussy, una técnica singular y diferente. Nuevas aportaciones"; convirtiéndose esta publicación, sin pretenderlo, en el germen del trabajo de investigación ahora publicado.

El citado libro Estudios de escultura en España y Europa ha sido coordinado por el Doctor en Historia del Arte, Alejandro Cañestro Donoso, y aparte de su versión en papel, también estará disponible en versión digital, con acceso gratuito, a través de la web de investigación Dialnet (ver enlace).

 

 

Tres son los aspectos técnicos que juntos solo aparecen en las obras documentadas de Nicolás de Bussy, en ninguna otra más: el estrato anaranjado a base de minio, la madera de ciprés y el singular orificio en el interior de las orejas. Lo que, literalmente, los convierte en las "huellas dactilares" que identifican, sin ningún género de dudas, la obra salida de sus manos.

La talla de San Francisco de Borja, carente de documentación, no presenta ninguna de esas características. Aunque posee un sistema polícromo casi calcado al que hacía Bussy, compositivamente no es exactamente igual ya que el minio se mezcla con albayalde. Encontrándose igualmente falto de los identificativos agujeros de las orejas, no repolicromados, y estando tallado en madera de pino, no en ciprés como solía utilizar Bussy.

Tres significativas ausencias a la que hay que sumar la nula similitud formal que presenta su cabello, bigote y barba cuando se compara con los mismos elementos presentes en las obras auténticas de Bussy, caso de las indubitadas esculturas que realizó para la archicofradía murciana de la Sangre: el San Pedro del paso de la Negación, el Ecce Homo del paso del Pretorio y el Cristo de la Sangre.

Fernández Labaña observa la mencionada peculiaridad polícroma en obras de Nicolás Salzillo, el artífice que procedente de Capua (Nápoles), llegó a Murcia para ganarse la vida como escultor, estando documentada su presencia en la ciudad desde 1700 hasta 1727, fecha de su fallecimiento.

Entre las obras de Nicolás Salzillo se encuentran los apóstoles del paso procesional de La Cena, ahora en el Paso Morado de Lorca; el Arcángel San Miguel y el San José con el Niño, ambas en la iglesia murciana de San Miguel; el Nazareno de la iglesia murciana de la Merced; el San Agustín de la iglesia de San Andrés, antiguo templo de San Agustín de Murcia, y la Virgen del Carmen de la iglesia del mismo nombre.

 

 

Fernández Labaña, a raíz de los estudios radiográficos y endoscópicos llevados a cabo en 2009 por el CARM, compara los rostros del San Francisco de Borja y del Nazareno de la Merced de Nicolás Salzillo, apreciando como el trabajo de talla en frente, orejas, nariz, labios, barba y bigote es exactamente idéntico en ambas obras; lo que evidencia que unas mismas manos tallaron ambas cabezas.

Mediante el mismo sistema, comparó los dedos pulgares del San Francisco de Borja y de otra obra de Nicolás Salzillo, el San Judas Tadeo, evidenciando que son exactamente iguales, lo que claramente muestra que un mismo escultor realizó ambas tallas.

Exactamente igual en las dos obras de talla completa, San Judas Tadeo y San Francisco de Borja, ausente en el Nazareno dada su tipología de imagen vestidera, es el sistema de ensamble que une la mano al antebrazo, consistente en una espiga cilíndrica de madera; el mismo sistema de unión que presenta la cabeza de San Francisco de Borja, como muestra la documentación gráfica de la restauración del CARM en 1986. Un detalle constructivo que se repite en las esculturas de San Judas Tadeo y San Pío V, ambas de Nicolás Salzillo.

Por otro lado, las imágenes de San Francisco de Borja y el Nazareno de la Merced presentaban en sus cuellos una singular fisura que rodeaba, casi por completo, todo el diámetro de los mismos; hallada en ambas obras, en el mismo sitio y con idéntica forma. No habiendo encontrado nada parecido en Bussy.

Por último, mencionar otro de los muchos detalles que pueden leer en la investigación completa del autor sobre la atribución a Nicolás Salzillo (ver enlace): las pletinas metálicas que aún conservan algunos apóstoles del paso de La Cena de Lorca, obra de Nicolás Salzillo. El mismo elemento metálico cuya huella quedó en las cabezas de San Judas Tadeo y San Francisco de Borja. Un elemento colocado por el escultor italiano afincado en Murcia, anclado a la pieza mediante dos clavos de forja y que servía para sujetar las coronas a la cabeza.

 

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