LA CORONA "VIAJERA" DE LA PATRONA DE CEHEGÍN (MURCIA)

Juan José García Sánchez


 

 

Cuando en 2007 decidí escribir un artículo sobre la talla napolitana de la Virgen de las Maravillas, obra del escultor y arquitecto italiano Nicola Fumo, patrona de Cehegín (Murcia), nada podía hacerme pensar en la errata que estaba cometiendo. Este error surgirá con la modificación de la propia historia de la venerada imagen y, por extensión, la del patrimonio local y regional.

Pongámonos en antecedentes. Debido al fervor que despertó la Virgen de las Maravillas a su llegada a Cehegín en 1725, fueron numerosas las donaciones para la realización de un juego de coronas. Estas fueron encargadas a los plateros Ros de Barcelona y realizadas en 1734. Así lo recoge el padre Moreno en su obra "Rara y Maravillosa Ave de Oriente: María Santísima de las Maravillas", siendo esta obra una fuente de primer orden al haber sido escrita por la persona que encargó la imagen, y donde se narra el encargo de la misma, la adquisición de las coronas, la fábrica del camarín y retablo mayor nuevos, y la devoción que despertó en el momento.

 

"Cuando se le puso la Corona, que oy tiene, fue tanta la furia, y enojo del Infierno, contra esta Reyna maravillosa, que se formò una horrorosa nube, y que despidiò tantos rayos, y centellas, que se assombraron Zehegin, y todos los Lugares circunvecinos" (1)

 

Posteriormente, entrado el siglo XIX, la corona fue cuajada de pedrería en cristal de roca, labrados los cabujones en talla de diferente forma. Con estas coronas la conocieron nuestros antepasados, y con ellas se fotografió a la imagen en numerosas ocasiones, siendo las más representativas las tomadas a finales del siglo XIX (las más antiguas de las conservadas hoy día están fechadas en 1860 y 1880). Una corona muraria aparece sobre la cabeza del Niño, con similar decoración y trabajo a la corona que porta sobre la cabeza la imagen de la Virgen (F1).

Esta corona se dio por desaparecida en la última publicación que sobre las piezas se ha realizado (2). El motivo de la extraña desaparición de tan exquisita pieza no es otro que el desuso de la misma, causante en muchas ocasiones de desapariciones y hurtos de piezas de estas características.

Tras la coronación canónica de la imagen en 1925, se optó por que fuese la corona de la Virgen la única que se cambiase para las grandes solemnidades; dejando, en el caso del Niño, la aureola de la coronación siempre colocada, guardando la pequeña y delicada corona barroca. La última vez que aparece esa pieza reseñada es en un inventario de bienes del convento franciscano, realizado a mediados del siglo XX.

 

 

De ahí debemos dar un salto en el tiempo, y situarnos en noviembre del año 2008, en la localidad murciana de Cieza. Con la única pretensión de disfrutar de la visita a la exposición antológica "Homenaje al escultor Carrillo", observé algo en la misma que me dejó ciertamente desconcertado. La imagen de la Virgen del Rosario, patrona de La Unión (Murcia), obra de posguerra del escultor e imaginero ciezano Carrillo Marco, aparecía ornada con dos coronas totalmente distintas. La Virgen llevaba colocada una corona de metal plateado y factura moderna. Sin embargo, el Niño que lleva en sus brazos aparecía tocado por una corona muraria, antigua, bastante ennegrecida por el paso de los años, y que para nada era contemporánea a la talla.

Tras fotografiarla debidamente desde varios ángulos, fue esa misma noche, y delante del material bibliográfico y fotográfico que se conserva de la pieza desaparecida en Cehegín, cuando pude constatar mis sospechas. No era simple semejanza, la exactitud de diseño de las dos piezas era algo asombroso.

La primera idea que vino a mi mente fue la de buscar fotografías de la imagen de La Unión en diferentes actos, para cerciorarme de que no fuese una pieza perteneciente a su ajuar. Ni rastro, esa corona no aparecía en ninguna imagen. En este punto la siguiente hipótesis era la del préstamo. La imagen podría haberse cedido a la exposición sin coronas y en Cieza habrían decidido colocarle las pertenecientes a otra imagen.

Las piezas del puzzle iban encajando, y por lo menos, sabía la ubicación aproximada de la pieza. En mi cabeza iban agolpándose innumerables ideas que intentasen explicar la aparición de la corona del Niño de la patrona de Cehegín en tierras ciezanas, así como las pruebas que demostrasen que la pieza hallada se correspondía con la desaparecida. Lo primero todavía no tiene una explicación cien por cien demostrable, pero lo segundo estaba muy claro. Nos encontrábamos con una pieza, en principio, similar a la realizada en Barcelona para la Virgen de las Maravillas. Podría pensarse que se trata de dos obras de platería realizadas bajo el mismo diseño, pero no debemos obviar el dato alusivo a la decoración de la pieza en el siglo XIX con cristal de roca. Demasiada coincidencia, que por improbable, demostraba a todas luces que me hallaba ante la corona desaparecida.

Puesto en contacto con el presidente de la Hermandad de Caballeros y Damas de la Virgen de las Maravillas, y tras exponer todas las pruebas gráficas e hipótesis basadas en documentos conservados, los hilos se movieron de la manera adecuada para llevar la acción a buen fin: la devolución de una pieza del ajuar de la patrona de Cehegín. La reclamación trascendía lo económico, histórico o cultural, para adentrarse en lo devocional.

 

 

Finalmente la corona fue recuperada, estando actualmente guardada en el Santuario de la Santísima Virgen de las Maravillas (F2). Allí aguarda, a la espera de que, por un lado, se le devuelva su uso, el cual es posible ya que la actual aureola de los Talleres Granda va anclada a la parte superior de la cabeza, aprovechando el orificio de la primitiva corona (F3); y por otro, que la Hermandad de la Virgen de las Maravillas salga de su pasivo letargo y realice la restauración de la pieza cuanto antes. Hasta que la corona no se ciña a la cabeza del Divino Infante la recuperación no será completa en la totalidad de los aspectos. La pieza se realizó para esa imagen, y en ella debe de colocarse, sin que gustos o intereses personales lo impidan.

Por otro lado, siempre quise que la historia se llevase de la forma más discreta posible. Pero distintas versiones de los acontecimientos circularon por la localidad sin que la Hermandad de la Virgen de las Maravillas aclarase los hechos, de los que era perfecta conocedora. Resultaba curioso que todas se alejaban de la verdad y señalaban como autor del hallazgo a otra persona, la cual pregonaba a los cuatro vientos su falso mérito.

De este modo, y pasados más de dos años, me siento en la obligación de narrar la verdadera historia de la recuperación de la valiosísima pieza, de tal modo que en estudios posteriores se conozca con total fidelidad la sucesión de los acontecimientos. También pretendo romper el mutismo al que se ha visto sometido el tema de la desaparición y recuperación de la pieza desde la propia hermandad, y dar a conocer el feliz desenlace del regreso de la corona del Niño de la Santísima Virgen de las Maravillas a su lugar de origen, del que nunca debió salir. En todo caso estuvo en mi voluntad contribuir a que la recuperación fuera discreta, pero es importante que los ciudadanos conozcan los acontecimientos para que no vuelvan a repetirse, pues al fin y al cabo es patrimonio de todos, y de todos es la responsabilidad de su conservación.

Al final, me quedo con la satisfacción de la recuperación de una parte de la historia y del patrimonio de la Virgen de las Maravillas, único motivo por el cual volvería a hacer lo que hice. Pido perdón por la "errata" que cometí, y sirva esto para promover la investigación sobre la desaparición de piezas artísticas, religiosas o no.

 


 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

Juan José García Sánchez es Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Murcia y Técnico Superior de Patrimonio Histórico-Artístico por la Universidad de Valencia.

(1) Del facsímil Rara y Maravillosa Ave del Oriente, María Santísima de las Maravillas, que vino de Italia a España a enriquecer a los españoles de los tesoros de sus Maravillas del R. P. Fr. Francisco Moreno, imprenta de Joseph Fandos Ximeno, Murcia, 1748, (p. 89). Edición de 2008, Editorial Amigos de Mursiya, p. 163.

(2) V.V.A.A., obra dirigida por Pedro Riquelme Oliva, Restauración de la Orden Franciscana en España. La Provincia franciscana de Cartagena (1836-1878). El Convento de San Esteban de Cehegín (1878-2000). Historia y Arte, Editorial Espigas, Murcia, 2000, p. 636.

 

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