LA CASITA DE NAZARET DEL CONVENTO DE LAS DESCALZAS REALES DE MADRID

08/06/2024


 

 

La Casita de Nazaret o Santa Casa de la Virgen se halla dentro de los muros del convento de las Descalzas Reales de Madrid. Como cenobio real, casi todas sus ampliaciones desde que fundado por Juana de Austria en la década de 1550 han sido realizadas por prestigiosos mecenas y artistas. Sin embargo, la Casita de Nazaret sigue sin estar catalogada. A esta falta de atribución se sumó la pérdida del archivo del convento durante la Guerra Civil. Por lo tanto, los historiadores modernos se quedan con las fuentes secundarias y con la morfología de la Casita misma para afiliar su ejecución.

La Casita de Nazaret es una réplica de la Santa Casa de Loreto (Italia). La Santa Casa es una recreación de la casa de la Virgen María, el lugar de la Anunciación donde el arcángel Gabriel le informó que daría a luz al Hijo de Dios. Según su relato milagroso, a finales del siglo XIII la Santa Casa voló (a petición de la Virgen, que fue asistida por ángeles) desde Tierra Santa y se instaló en los territorios papales de Italia. Su popularidad aumentó a lo largo de los siglos XV y XVI a medida que proliferaba la narrativa milagrosa.

Los sucesivos papas embellecían el lugar de culto de Loreto con indulgencias, adornos artísticos y títulos (Loreto fue considerada la "segunda ciudad más sagrada" después de Roma). A finales del siglo XVI aparecieron las primeras réplicas de la Santa Casa, las cuales proliferaron considerablemente en el XVII hasta alcanzar, al menos, el número de 200. Ello también se debió a la fama que alcanzó la devoción mariana tras la Batalla de Lepanto, cuando se atribuyó a la Virgen de Loreto el mérito de guiar la Liga Santa (alianza militar formada por el Imperio español, los Estados Pontificios y varias potencias marítimas italianas) a una importante victoria naval sobre el Imperio Otomano.

Una de esas réplicas es la madrileña Casita de Nazaret. En este caso, su estructura es un interior sencillo de una sola habitación, con un techo de madera inclinado y un exterior con frescos que presenta una serie de santos con sus atributos y cartelas. Los santos del muro occidental se hallan representados en grisallas grises que simulan la piedra tallada. Sus posturas y su distribución rítmica a lo largo de la superficie de la pared recuerdan las esculturas de sibilas y profetas que adornan la Santa Casa de Loreto. Los muros oriental y sur de la Casita fueron repintados a base de brillantes policromías.

La Casita termina abruptamente en su extremo norte, lindando directamente con el muro que divide la capilla de la Casita de la Capilla del Milagro. Esta capilla posterior fue añadida al convento en 1678 por Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV y, por aquel entonces, primer ministro de Carlos II.

Según la historiadora del arte Erin Giffin, la Capilla del Milagro (imagen inferior), al contrario de lo que se pensaba, fue construida sobre la capilla preexistente. Dicha intervención invasiva de Juan José de Austria explicaría las alteraciones significativas de la Casita algún tiempo después de su construcción inicial, tanto a nivel de dimensiones (las originales eran similares a la de la Santa Casa de Loreto, hoy solo vemos la mitad), como a nivel de frescos y estructura, ya que el extremo del altar fue sacrificado en 1678 para la construcción de la Capilla del Milagro.

 

 

Respecto a su fecha de ejecución, para Giffin el periodo más probable sería el de las décadas cercanas a 1600. Una vez más, los materiales de fuentes secundarias proporcionan la base para esta interpretación.

El canónigo Francisco de Padilla publicó una versión española del relato milagroso loretano, en una editorial con sede en la Puerta del Sol (muy cerca del convento), que dedicó a la infanta Isabel Clara Eugenia antes de que ésta tomara en 1621 los votos terciarios en las Descalzas Reales.

Asimismo, un creciente interés en el culto loretano llevó al rey Felipe II a fundar en Madrid un colegio femenino para niñas huérfanas en 1585. El colegio estaba dedicado a la Madonna del Loreto, y el rey donó una réplica de su imagen a la comunidad para su propio uso devocional.

La publicación de Padilla incluye también dimensiones aproximadamente precisas del arquetipo loretano. Con toda esta especificidad documental, sorprende que el canónigo no haga mención de la Casita de Nazaret en las Descalzas, lo que habría sido una omisión flagrante por parte de Padilla si la estructura ya existiera en 1588, especialmente dada la documentación explícita del autor sobre las devociones loretanas dentro del convento. En particular, Padilla describe cómo la citada imagen de la Madonna del colegio madrileño de niñas huérfanas fue trasladada a las Descalzas Reales para curar a la emperatriz María (1528-1603) de una enfermedad no identificada en 1587.

Las mujeres Habsburgo directamente vinculadas con la devoción loretana en las Descalzas Reales fueron la infanta Isabel Clara Eugenia y la emperatriz María. A esta pareja hay que sumar a sor Margarita de la Cruz, cuyo confesor fue fray Juan Carrillo, el primero que documentó la existencia de la réplica de Descalzas en 1616.

Aunque la infanta Isabel Clara Eugenia se presentó como una devota clarisa, como aparece en su retrato pintado en 1625 por el taller de Rubens, lo cierto es que nunca hizo de las Descalzas Reales su residencia permanente; al contrario que la emperatriz María y la hermana Margarita de la Cruz, quienes desde 1582 y 1588, respectivamente, vivirían el resto de sus vidas entre los muros del convento.

En opinión de Giffin, la emperatriz María, o algún miembro de su círculo más cercano, sería la patrona de la Casita de Nazaret. Cuando la emperatriz María se retiró a las Descalzas Reales desde Austria, trajo consigo varias imágenes y relicarios religiosos, lo que indica su ávido deseo de seguir aumentando la colección iniciada por la fundadora del convento, Juana de Austria, quien era también su hermana.

También es relevante tener en cuenta las experiencias vitales de María previas a su entrada en el convento de Madrid. La idea de construir la réplica de la Santa Casa de Loreto puede haber surgido de su época como emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico. María pasó su mandato entre lo que hoy es Alemania y Austria, dos territorios con fuertes bases devocionales loretanas. Los territorios austriacos, checos y polacos de los Habsburgo se contarían entre las primeras comunidades que construyeron réplicas a finales del siglo XVI y principios del XVII, caso de la primera réplica en Horšovský Týn (desaparecida) a cargo de la familia Lobkovicz.

Al igual que la de las Descalzas Reales, esta réplica checa de los Lobkovicz se describía en la documentación de la época como distinta del "tipo canónico" y, por lo tanto, empleaba de manera similar rasgos inusuales, anteriores a la amplia difusión del modelo estándar por las impresiones circulantes de la Santa Casa que surgieron simultáneamente de múltiples centros cosmopolitas, como por ejemplo la publicación francesa de la Santa Casa que data de 1649.

Finalmente, como hemos apuntado anteriormente, María también fue curada en 1587 de su enfermedad gracias a la intercesión de la imagen de la Madonna del Loreto traída al convento, según el texto de Padilla.

Por tanto, la emperatriz tenía los medios, la posición y la devoción para ejecutar la Casita de Nazaret, ya sea en vida o encargada conmemorativamente después de su muerte en 1603. Por lo tanto, Giffin fecha la Casita entre 1588, fecha de la publicación del texto de Padilla, y 1610, año que cierra la década en la que murió la emperatriz María.

 

 

La estructura rectangular de la Casita de Nazaret, provista de una cubierta a dos aguas, se encuentra totalmente decorada con pinturas murales, a base de un friso de falso mármol sobre el que, como hemos dicho, se sitúan diversas figuras de santas y santos; entre otros, Santa Catalina de Siena, Santa Clara y Santa Eulalia, seguidos de San Cristóbal, San Antonio de Padua, San Sebastián y San Bernardo.

Todos los zócalos decorativos y la quadratura de la Casita se deben al pintor boloñés Mantuano (1622-1683), que había venido a España en 1656, ocupándose desde un inicio de distintas obras menores en los palacios reales, hasta obtener el título de pintor del rey en 1665. Mientras que las representaciones figuradas corren a cargo de Francisco Rizi (1614-1685).

Mantuano también llevó a cabo la decoración al fresco, a base de arquitecturas fingidas, de la Capilla del Milagro de las Descalzas. Rizi coparticipó en todas las escenas religiosas y figuras existentes en la antecapilla y capilla del Milagro (figs. 35 y 37), logrando ambos una de las obras maestras del barroco madrileño en pintura mural.

Ambos trabajarían también conjuntamente en la decoración de la Casita de Nazaret posiblemente en el mismo año, ya que la documentación existente nos confirma que se efectuó dentro de la misma campaña de remodelación de toda esta zona, junto a la Capilla del Milagro.

Todas estas decoraciones de Mantuano y Rizi han de ser entendidas dentro de la campaña de remodelación impulsada por Juan José de Austria en toda la zona que sirve de antesala y pasillo de ingreso a la citada Capilla del Milagro. Incluso también han de ser incluidas en este momento algunas otras decoraciones murales que aparecen en la capilla anterior a la Casita de Nazaret, la Capilla de la Dormición (imagen superior).

 


 

Fotos: Patrimonio Nacional

 

FUENTES

GIFFIN, Erin. "The Empress María and the Casita de Nazaret: A Reconstructive History", artículo publicado en Agenart: La agencia artística de las mujeres de la Casa de Austria, 1532-1700, 06-09-2023.

GIFFIN, Erin y SORGINI, Antongiulio. "A Mobile Shrine The Global Cult of the Santa Casa", en The Routledge Companion to Global Renaissance Art, Nueva York, Stephen J. Campbell y Stephanie Porras, 2024, pp. 644-645.

AA.VV. Pintura mural en la Comunidad de Madrid, Área de Promoción y Difusión de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, 2015, pp. 165 y 197-198.

 

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