EL SANTO DESENCLAVAMIENTO DE LORQUÍ (MURCIA)

Francisco García Marco y Emilio José Marco Gomáriz


 

"Que se hagan dos escalerillas teñidas de negro para el Desenclavamiento..."

 

 

La referencia más antigua al Santo Desenclavamiento es la cita anterior y la encontramos en el mandato que el visitador general del obispado, Fernando Díaz Ossa, deja escrito en su visita del Sacramento de noviembre de 1721, como consta en el documento que les adjuntamos del Archivo Parroquial de Lorquí.

No sabemos cuando tiempo dejó de celebrarse dicha ceremonia sacra, pero las imágenes del Santo Cristo que han existido en Lorquí siempre han sido articuladas y válidas para procesionar como Cristos Crucificados, como Cristos Yacentes o poder realizar con las mismas el referido acto del Santo Desenclavamiento. La ausencia de un Cristo Yacente en todos los inventarios conservados hace suponer que el acto debió de celebrarse durante años.

En 2001 el Cabildo de Cofradías de Lorquí, en colaboración con la Parroquia de Santiago Apóstol, decidió la restauración histórica de este piadoso acto como prólogo de la procesión del Santo Entierro y nexo de unión entre la celebración litúrgica de la Muerte del Señor, en la tarde del Viernes Santo, y la procesión de la noche. El acto recibió inmediatamente el apoyo tanto de los vecinos como del propio Ayuntamiento.

Es, sin duda, el más emotivo de toda la Semana Santa y en él participan todas las cofradías con su cortejo procesional al completo. Acuden desde sus respectivas sedes a la plaza de la Libertad y a su término inician la procesión desde el mismo lugar.

El Crucificado del Perdón, que la misma tarde del Viernes Santo ha participado en la ceremonia de la Adoración de la Cruz en los Santos Oficios de la Muerte del Señor, sale desde el templo parroquial. La unción religiosa deviene de la profunda devoción profesada a todas las imágenes participante.

El ambiente se logra con una adecuada iluminación y, sobre todo, con la incorporación de elementos sensoriales como música instrumental de las bandas de música y de tambores y cornetas de las distintas cofradías y música coral con la participación de la Coral "Jan Sibelius" de la Asociación de Amigos de la Música. El marco físico ayuda, por la ubicación de la plaza de la libertad al pie del templo parroquial y la abundancia de palmeras y plantas ornamentales. Se intenta, y creemos que se logra, prolongar las vivencias vespertinas del templo con las nocturnas de la calle y hacer un todo religioso de profundo significado simbólico.

 

 

 

El acto se inicia al anochecer, entre las 20:30 y las 21:00 horas, dependiendo de que la Semana Santa caiga en el mes de Marzo o en el de Abril.

Empieza con la entrada en la plaza de la libertad de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores: el estandarte negro bordado en plata y seda antecede a las filas de nazarenos. Portan faroles de fundición iluminados con cera líquida tras tulipas que llevan grabado el anagrama de la cofradía. Preside la soberbia imagen de la Virgen de los Dolores ataviada de Soledad: delantero blanco con hilo de plata y manto negro bordado en plata por los talleres de Ángel Pinar de la Ribera de Molina de Segura (Murcia) en el año 1948. Entra en la plaza a los sones de la banda de música de la Asociación de Amigos de la Música de Lorquí. La Cofradía se sitúa en el lado derecho de la Plaza de la Libertad. 

Le sigue la Cofradía de San Juan Evangelista que hace su aparición acompañada de su propia banda de tambores y cornetas. Abre su cortejo el estandarte negro, bordado en oro, que estrenó en 2004.

Tras el mismo, las filas de penitentes con túnica verde, capa, capirote y cíngulos granates; zapatos y guantes negros. La imagen de San Juan Evangelista, que tallara en el año 2002 el escultor e imaginero murciano Francisco Liza Alarcón, finaliza el cortejo de su Cofradía. Ocupa su lugar correspondiente en el lado izquierdo de la plaza de la libertad. En tercer lugar hace su entrada la Cofradía de Cristo Resucitado que en esta noche procesiona la imagen de Santa María Magdalena. Le sigue su propia banda de tambores y cornetas.

La Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón es la cuarta en llegar a la plaza de la libertad. Estandarte y penitentes a los que sigue el trono vacío ocupan el lugar designado al pie del estrado. Su banda de tambores les acompaña.

Termina esta primera parte del acto con la llegada de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Morados penitentes con faroles de la misma factura que los de las cofradías restantes anteceden al trono de la Cruz Vacía con sudario. A los sones de sus tambores entran y ocupan su lugar correspondiente.

 

 

En este momento se inicia la segunda parte del acto con la apertura de las puertas del templo parroquial y la salida del Cristo del Perdón. A los sones de la marcha homónima que interpreta la antes citada banda de música, la imagen recorre el trayecto entre la iglesia y la plaza sobre las manos y brazos de sus estantes. Una vez situada sobre el estrado, el párroco lee el Evangelio de Juan que recoge las últimas palabras de Cristo, su expiración y entierro. 

Una vez finalizado el Evangelio, se inicia la tercera parte del acto: cuatro estantes del Cristo y dos damas con mantilla y almohadones de terciopelo suben para iniciar el Desenclavamiento: dos estantes acceden a las escalas posteriores, otros dos esperan flanqueando la Cruz.

En este momento, la coral "Jan Sibelius" comienza a entonar cantos sacros. Uno de los estantes despoja a la imagen de la corona de espinas y otro la deposita sobre uno de los almohadones que portan las damas. Después un lienzo blanco, a modo de larga banda, es colocado bajo los hombros de la imagen. Se procede entonces a retirar los clavos de ambas manos y los que fijan los pies al estipes. Los cuatro se depositan sobre el otro almohadón. Los brazos articulados, al no tener la sujeción de los clavos, se doblan de forma natural. Los estantes que, sostienen todo el peso de Cristo, van soltando suavemente el lienzo y la imagen de Jesús desciende lentamente de la cruz. Es el momento para que otros estantes suban al estrado portando una sábana blanca y recojan el cuerpo inerte de Cristo. Se inicia entonces el solemne traslado a su trono de salida. En este preciso instante finaliza el canto.

Se inicia entonces la procesión con el siguiente orden: Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno portando el paso de la Cruz Vacía, Cofradía del Cristo del Perdón, Cofradía de Cristo Resucitado acompañando a la imagen de Santa María Magdalena, Cofradía de San Juan Evangelista y Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores. 

La procesión se adentra por el entramado urbano. Las estrechas calles del Reloj y Mayor, las antiguas Cuatro Esquinas, los amplios trazados de Huertos y Constitución verán una noche más como hace un año, como hace siglos, el paso luctuoso del Entierro del Hijo de Dios. Quizás recordarán el romántico Paso de la Cama con sus blancas puntillas y morada colcha recamada en oro. Quizás esperarán oír, y sus paredes y ventanas no oirán, las antiguas salves de pasión que los auroros de Lorquí se llevaron con sus cuerpos a sus tumbas. Pero seguro, que las piedras de sus casas, la forja de sus balcones, el centenario reloj de sol de la plazuela homónima, gozarán con la ilusión siempre renovada del nazareno que bate el tambor; con la visión solemne y colorista de penitentes y estantes y, sobre todo, con las imágenes que siguen siendo para todos los ilorcitano el nexo de unión entre el ayer añorado, el presente incierto y un mañana repleto de ilusiones.

 

 

Nota de La Hornacina: Francisco García Marco es Profesor de Geografía e Historia.
Emilio José Marco Gomáriz es Profesor de Dibujo y Artes Plásticas.

 

Fotografías de Francisco García Marco

 

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