RESTAURACIÓN DE ANTONIO CUSTODIO LÓPEZ PARA ARJONILLA (JAÉN)

Antonio Custodio López García


 

 

El restaurador Antonio Custodio López acaba de finalizar la intervención del Cristo Crucificado y Yacente de Arjonilla (Jaén), perteneciente a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de dicha localidad.

La talla fue realizada por el escultor e imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa en el año 1949, y constituye uno de los pocos ejemplos contemporáneos de su tipología que fueron realizados en nuestra Comunidad Autónoma. Desde entonces, la Cofradía del Nazareno se ha esforzado en mantener la tradición de representar el acto del Desenclavamiento de Cristo y su Traslado al Sepulcro, cuyos orígenes se sitúan a principios del siglo XVII.

El 15 de Marzo de 1603 se funda la "Cofradía de la Soledad de Nuestra Señora y del Santo Sepulcro" de Arjonilla, en cuyos estatutos se describe con minuciosidad uno de los principales actos de la misma:

 

“El Viernes Santo después de medio día, los cofrades que fueren de la dicha Cofradía parte de sangre y parte de lumbre se junten en la Iglesia Mayor de dicha Villa a hora de la una y después de haber oído el sermón amas de salir hagan el acto de poner el Cristo Crucificado en el ataúd y esto ha de ser en el Arco de la Puerta Mayor de la Iglesia de la dicha Villa que esta hacia la Plaza de ella, y si no hubiere tiempo conveniente se haga en la dicha Iglesia de la cual salgan procesión y vayan a la plaza y por la calle de los mesones y por la calle que dicen de la Ropera y por la calle de las Nevadas y a la calle de Zafra y desde allí a San Roque a donde se ha de dejar sepultada la figura del Cuerpo de Nuestro Redentor y ha de volver la dicha Procesión a la Iglesia Mayor por la Calle del Mercado”. (1)

 

La tradición del Desenclavamiento se mantuvo hasta los terribles sucesos de la Guerra Civil, durante la cual la mayor parte del patrimonio de Arjonilla fue destruido. En el año 1949 se encarga la imagen actual al escultor e imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa, gracias a las gestiones realizadas por el párroco Luis Sotomayor García.

Hoy en día, la imagen del Cristo pertenece a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Amargura, cuyos orígenes datan de la primera mitad del siglo XVII.

 

 

La talla del Santo Entierro (como es conocido en la localidad jiennense de Arjonilla) es un caso común de la imaginería de la posguerra española del siglo XX, caracterizada por escasos recursos económicos y por una cierta seriación en los modelos.

La enorme demanda de imágenes obligaba a recurrir frecuentemente a modelos de los grandes maestros del Barroco, cuya aceptación popular hará que Sánchez Mesa realice una serie de versiones del Crucificado de la Misericordia que tallara en el año 1695 el maestro José de Mora, entre las que se encuentra la imagen de Arjonilla.

La primera talla en la que Sánchez Mesa utiliza como modelo al llamado Cristo de Mora, será el Cristo del Amor de la villa granadina de Otura (1943), a la que seguirán el Yacente de la localidad granadina de Almuñécar (1947), el Cristo de la Vera Cruz de Jaén (1948), el Yacente de Arjonilla (1949), el Cristo de la Buena Muerte del municipio granadino de Motril (1954) y el Cristo de la Esperanza de Loja (Granada).

 

             
             
Cristo de la Misericordia. José de Mora
             
             
     
             
             
Almuñécar
 
Jaén
 
Arjonilla
 
Motril

 

De las imágenes anteriores, hay que destacar las similitudes que se observan entre el Cristo Crucificado y Yacente de Arjonilla y el Cristo Yacente de Almuñécar (Granada).

Ambas piezas poseen policromías oscuras que acentúan su condición de fallecido, así como sudario blanco de amplia lazada en sustitución del tradicional perizoma carmín del Cristo de Mora. Así mismo, son imágenes articuladas para la función del Descendimiento, detalle que, por desgracia, no conserva la imagen de Almuñecar cuando se fijaron los brazos al torso en una actuación posterior.

La restauración del Cristo de Arjonilla estuvo precedida por una fase de conocimiento profundo de la obra (F1 y F2) a través del estudio in situ y diferentes exámenes científicos (análisis con luz natural y ultravioleta, rayos X y análisis material de los estratos pictóricos y de soporte).

 

 

 

La pieza presentaba un delicado estado de conservación. A nivel de soporte, se observaba un gran número de grietas y fisuras, oxidación de puntas metálicas empleadas en la ejecución de la imagen, así como el deterioro del cuero usado en la articulación del hombro a causa de su envejecimiento y el desgaste continuo por el movimiento de los brazos. Con respecto a la policromía, existían amplias zonas con falta de adhesión y pérdida de estrato, en su mayor parte ocultas por estucos y repintes de ejecución deficiente.

En primer lugar, se llevó a cabo la fijación de los estratos pictóricos mediante la aplicación de cola animal hidratada, papel japonés y uso de espátula térmica. El proceso fue realmente complicado por los graves desprendimientos que presentaba y una intervención anterior que fijó inadecuadamente las lascas de policromía con inyecciones de estuco.

Una vez asegurado el estrato pictórico, se realizó el pertinente test de solubilidad donde se determinó qué disolventes eran los idóneos para la limpieza de la superficie pictórica. La eliminación de repintes, estucos y una capa superficial que amarilleaba notablemente la pieza pudo redescubrir los matices cromáticos de su policromía, así como pérdidas y grietas que se habían ocultado de forma inadecuada (F3 y F4).

 

 
 

 

Las grietas fueron consolidadas con madera similar a la original (madera de pino) que también fue empleada en la talla de algunas faltas de soporte. Las puntas metálicas, cuya oxidación dañaba la policromía, fueron eliminadas en la restauración.

 

 
 

 

En el caso del cuero (F5 y F6) que presenta la escultura, el restaurador Antonio Custodio López llevó a cabo diversos tratamientos encaminados a su consolidación, limpieza y flexibilidad.

 

 
     
     
 

 

Las últimas intervenciones contemplaban el nivelado de las lagunas pictóricas mediante el uso de estuco tradicional y su posterior reintegración cromática, siempre con los criterios actuales de reversibilidad y diferenciación a corta distancia. Todo el conjunto fue protegido con un barniz de retoque.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) http://www.arjonilla.net/historia/religiosidad/religiosidad6.htm

 

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