EL CRISTO DEL CONSUELO DE CIEZA

José María Cámara Salmerón


 

La primitiva imagen Santísimo Cristo del Consuelo, extraño imán del pueblo ciezano -su himno reza "allí esta el ciezano, el faro luminoso, allí de nuestras almas el misterioso imán''-, se relaciona con el escultor Juan de Rigusteza (principios del siglo XVII) y parece ser que estaba modelada en cartón piedra.

Dicta la leyenda que, una vez realizado, iba camino dicho Cristo sobre unos bueyes hasta su destino, probablemente un pueblo de Castilla la Mancha, y al llegar al lugar donde se alza su ermita, antigua del Calvario y actual del Cristo del Consuelo, extramuros del pueblo, se quedaron parados. El propietario, pensando que la causa era el agotamiento de los bueyes, decidió relevarlos por otros, pero al ver que sucedía lo mismo, decidió dejar al Cristo en Cieza, ante lo cual se pensó que había ocurrido un milagro y que el Santo Cristo del Consuelo quería quedarse para toda la eternidad entre los ciezanos.

Mas tarde, ocurrió un acto que marco para siempre la devoción de los ciezanos a esta sagrada imagen: un día, durante una época de sequía en la que no llovía, el cultivo no crecía y se estaba echando a perder la población, se decidió sacar al Cristo del Consuelo en rogativa. Al mismo instante, comenzó a llover de tal forma que las plantas y árboles crecieron de tal manera que quedó la gente extasiada al ver el tamaño que alcanzaban sus frutos.

Durante la Guerra Civil, fue destruida en la Ermita del Calvario junto con otras imágenes pasionarias que recibían culto en el templo, caso de San Miguel o San Juan Evangelista, aunque de éste última pudo salvarse la cabeza.

Hasta que se consiguió la actual imagen del Cristo, en las novenas se ponía un cuadro en el altar mayor de la ermita, en el cual se podía observar al Crucificado con dos ángeles acompañándolo a sus pies, ambos situados encima del trono o paso. Acabada la contienda civil, se decide ir a Caravaca en busca de un cristo de iguales características, fisonomía, etcétera. Dicha imagen se encontraba en la Ermita de la Reja de esa misma ciudad y cabe la posibilidad de que fuera también realizada por Rigusteza sobre las mismas fechas. Tras varios intentos, se pudo intercambiar una efigie del Sagrado Corazón de Jesús por esta talla del Cristo de la Buena Muerte, como se le conocía en Cavaraca, cambiándosele su advocación por la del Consuelo al llegar a Cieza.

Este Cristo parece que fuera el antiguo, ya que es de iguales características: lleva un tonelete de tejido natural, muestra la misma posición de la cabeza hacia el lado derecho, se halla fijado a un madero de orfebrería, etcétera, de forma que la devoción no sólo no se perdió, sino que aumentó, como si los ciezanos supieran que ese era su Cristo, el mismo que fue destruido en la dura y cruel Guerra Civil.

Ya que el antiguo también se hallaba flanqueado por dos ángeles pasionarios de pequeñas dimensiones que portaban una lanza y la caña con la esponja, tras la llegada de la imagen a Cieza proveniente de Caravaca se le encargan al insigne imaginero José Antonio Sánchez Lozano (1904-1995) las figuras de tres ángeles pasionarios para que sustituyan a los destruidos en la contienda. Dos de ellos ambos se sitúan en el mismo lugar que los antiguos, mientras que un tercero, de menores dimensiones, aparece en el centro, con la mano derecha elevada, señalando al Redentor.

La imagen del Cristo del Consuelo baja al encuentro de sus fieles cada Domingo de Ramos a media tarde, cuando entre el repique de campanas y el himno nacional sale de su ermita. La primera salida del actual Crucificado tuvo lugar en el año 1940, una vez intervenida la talla por el prestigioso escultor de Aljucer (Murcia), Juan González Moreno (1908-1996), quien aplicó una nueva policromía.

La imagen permanece con los ciezanos hasta el 3 de Mayo, día de la Cruz, cuando regresa a su ermita al son de su himno y entre vítores. Tal es la devoción que se le tiene, que supera a la del patrón San Bartolomé y a la de la patrona, la Virgen del Buen Suceso, obra también de Juan González Moreno (1942). De hecho, está considerado el co-patrón de la villa.

Cabría destacar un acto que se realizó en 2000 con motivo del Año Jubilar, cuando la imagen fue llevada a Murcia para procesionar en la capital de la Región junto a la Patrona de Abarán, la Virgen del Oro. El Cristo entró en la catedral murciana por la puerta principal, sólo reservada a los grandes acontecimientos, y al acabar la misa se le interpretó la marcha real y el pueblo de Cieza cantó el himno que tambien se sabe: "Desde la cumbre airosa..."

 

Álbum Relacionado en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com