EL MANTO DE LA REINA DE LA PATRONA DE ALBACETE

Francisco Javier Donate Córcoles


 

 

Sin ninguna duda, la Virgen de los Llanos se ha constituido a lo largo de los siglos como uno de los símbolos inconfundibles de la ciudad de Albacete, junto con la cuchillería, la Feria o la austeridad de sus infinitas llanuras. La imagen de la Patrona, siempre rodeada de tradición y leyenda, ha formado parte del corpus de imágenes que la mayoría de los albaceteños tienen en su retina al recordar su ciudad.

Es una imagen castiza, vinculada estrechamente con la historia de Albacete. Buena muestra de ello sería la donación que la reina Isabel II hiciese a la Virgen de los Llanos tras su visita a la entonces "Villa" de Albacete, en el año 1862. Se trata de un fantástico manto para la Virgen de terciopelo azul bordado en hilo de oro. Este mismo año, Albacete adquiere el título de "Ciudad", hecho histórico que sin duda viene a reafirmar la importancia que la figura de Isabel II tiene sobre Albacete y su provincia, creada ésta recién iniciado su reinado, en 1833. Veinte años después, Albacete vería llegar el ferrocarril, lo que convertiría a la ciudad en nudo de comunicaciones entre el centro peninsular y el Levante español.

Regresando a la obra que nos ocupa, el manto regalado por Isabel II, pronto se conformaría como una de las joyas del ajuar de la imagen, siendo uno de las más característicos y representativos. Esto sería posible gracias a que, a partir de su llegada, la Virgen de los Llanos comenzaría a aparecer en las diferentes estampas y litografías que se editarían durante todo el siglo XIX y XX vestida con este manto, y su frente ceñida con las coronas donadas por la Condesa de Villaleal en el año 1860.

De este modo se configura así la silueta y la representación más tradicional de la Patrona de Albacete, incluso en la actualidad, ya que aún en el mes de septiembre, con motivo de la solemnidad de Nuestra Señora de los Llanos, la efigie mariana luce en su camarín el "manto de la reina", nombre con el que es conocida popularmente esta genial obra, como ya dijimos realizada en terciopelo con finísimos bordados en hilo de oro, que representan una serie de letanías enmarcadas en octógonos, enlazados por roleos y otros ricos motivos vegetales. El resto del manto está cuajado por estrellas de ocho puntas, tan común en los mantos que la reina española regaló a diferentes patronas de ciudades y pueblos.

 

 

Como indica el historiador albaceteño Luis Guillermo García Saúco, los bordados fueron traspasados a mediados del siglo XX sobre un nuevo soporte de terciopelo azul, que ha posibilitado que esta obra llegue hasta nuestros días en buenas condiciones de conservación y que podamos seguir admirándola.

Ya en la década de los 40, el descubrimiento en la espalda de la imagen de las cabezas de la primitiva talla medieval, hizo necesario adaptar todos los mantos que conservaba la imagen, abriendo en estos una pequeña apertura tapada con una solapa, debidamente decorada siguiendo la línea del resto del traje. Así, en el caso de esta obra, el escudo de la ciudad sería el motivo elegido para completar este popular manto de la Patrona de Albacete y permitir así visionar las cabezas origen de la devoción estando la imagen en su camarín.

Nuestra Señora de los Llanos, advocación mariana particular y propia de Albacete; imagen en la que el arte y la historia van de la mano y que tiene en esta obra textil uno de sus mas grandes tesoros, que los albaceteños guardan con celo y mimo para honra de su Patrona y como legado de los que están por venir. Manto que en 2012 está de aniversario, al cumplir 150 años de tal efeméride.

La actual imagen de la Virgen, labrada en el siglo XVII, lleva en un hueco de su espalda las cabezas góticas del simulacro primitivo. En la Guerra Civil perdió una mano y la cabeza (se conservaron la otra mano, el armazón de madera de la Señora, y el Niño atribuido a la escuela andaluza del XVII, fecha en que la Virgen de los Llanos adquirió su fisonomía actual al sustituirse la talla completa original por una vestidera). Tras la contienda fue recompuesta en 1939 por el pintor e imaginero albaceteño Ramiro Undabeytia, descubriéndose las primitivas cabezas. Para las novenas y para la procesión de mayo se utiliza una copia de José Díes, labrada en 1944. Para la feria se dispone de otra copia del año 1947, realizada en este caso por Undabeytia (1).

 


 

NOTAS

(1) Con información de Mercedes Meya Iñiguez.

 

 

Nota de La Hornacina: Francisco Javier Donate Córcoles es Licenciado en
Historia del Arte y Humanidades por la Universidad de Castilla de La Mancha.

 

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