Esta efigie de San Juan Evangelista, realizada por el escultor e imaginero de Rociana del Condado (Huelva) en madera de cedro para vestir, toma como referente el famoso prototipo sevillano de Benita Hita y Castillo (1760, Hermandad de la Amargura), derivado del realizado un siglo antes por Juan de Mesa (1620, Hermandad del Gran Poder). Ambos muestran al más joven de los apóstoles consolando a María en distintos momentos de la pasión de Cristo.

La obra de Parra Hernández, policromada al óleo, lleva en su mascarilla ojos de cristal artesanales, pestañas superiores de pelo natural y una lágrima de cristal. Es de tamaño inferior del natural, viniendo a medir unos 60 cm de altura. Al igual que el modelo de Hita, posee movimiento y valentía expresiva, acentuando en este caso su autor el dramatismo. Su destino es una colección particular de Sevilla.