EL EXPOLIO. NUEVA OBRA DE RAMÓN CUENCA SANTO PARA MURCIA

Joaquín Zamora. Con información del autor, Luis Ferrer Pinar y Joaquín Bernal Ganga (18/05/2022)


 

 

Conjunto escultórico del Expolio de Cristo para la Cofradía de la Caridad (Murcia). Es también un misterio procesional nunca antes visto en la capital murciana, compuesto por cinco figuras de talla completa: Jesús, dos verdugos que le retiran la túnica y el manto, quedando semidesnudo el torso y espalda de Cristo -donde vemos las encarnaduras de la Flagelación-, un soldado romano ataviado con cota de malla y yelmo estilo medieval, que porta una pica adornada y lleva coraza, y otro verdugo que mira al Salvador mientras prepara el madero, que se halla en el suelo y cruzado, a los pies del divino reo.

El paso se centra en la imagen de Cristo hierático alzando sus ojos al Padre, la mano izquierda al pecho y la derecha abierta de forma dramática. De mórbida anatomía, repleta de latigazos y heridas. Regueros de sangre recorren su cuerpo. La túnica medio caída completa esta iconografía del despojado. Cristo es el centro de todo y todos los gestos y miradas se dirigen hacia el mismo, hacia el centro de la composición. Como paso procesional que es, se puede rodear, contemplando todos los detalles que van apareciendo conforme se observa todo.

La obra tiene muchos matices que recuerdan al conocido "Expolio" realizado por El Greco para el Cabildo de la Catedral de Toledo, una representación del momento inmediatamente anterior a la Crucifixión en la que contemplamos a un Cristo absolutamente humanizado, mirando al cielo pleno de serenidad. Es el momento inmediatamente anterior a retirarle la vestimenta, es el preciso instante en el que los sayones le han quitado a Jesús la cruz del hombro y se disponen a prepararlo para el martirio. La figura de Cristo irradia luz entre el resto de los personajes, de manera que queda representada esa divinización en contraposición al resto de figuras que aparecen en torno al mismo: el pueblo que ha pedido su muerte.

Respecto a los cuatro verdugos que completan la escena, el sayón que le quita la túnica a Cristo y a la vez tira de la cuerda que lleva al cuello, posee rasgos malvados y va vestido a la usanza popular de los siglos XVII Y XVIII. El otro sayón, que le acaba de quitar el manto -como dicen las escrituras, harán cuatro partes del mismo-, muestra una sonrisa perversa. En el otro lado, y de forma enérgica con el vuelo de la capa al aire, el soldado también ataviado a la usanza barroca, que porta en una mano la lanza, tiene la otra en ademán de empujar a Jesús para clavarlo en la cruz. Por último, el chico joven que, justo a la izquierda de Cristo, aparece genuflexionado ante su majestad, a pesar de portar la sentencia de Jesús lo contempla con arrobo, como entendiendo la injusta sentencia a la que han condenado al Nazareno.

Las policromías son planas, equilibradas y armónicas. Los colores oscuros de los personajes secundarios contrastan con las tonalidades claras de Jesús. Se podría decir que todo es como un cuadro que ha pasado a la tercera dimensión. En el trabajo de policromía, ha intervenido el artista Santiago Rodríguez López, como en otras obras de Cuenca Santo. También Mario García Cuenca ha colaborado en esta tarea. 

Acompañando el grupo se encuentra un trono, también de confección y diseño novedoso en la Semana Santa de Murcia, inspirado en detalles de la cúpula de la Privativa Iglesia de Jesús -pinturas de estilo neoclásico, arquitecturas fingidas ejecutadas por Pablo Sístori o Sírtori, como se le conoce-, donde se conjuga el estilo más propiamente murciano en el corlado de la plata, con las reminiscencias anteriormente expuestas. Dicho trono ha sido diseñado por el artista Santiago Rodríguez López y tallado por Manuel Ángel Lorente Montoya.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

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