RESTAURACIÓN DE LUIS ÁLVAREZ DUARTE PARA SEVILLA

Eugenio Borrego


 

La Virgen de Guadalupe es una de las mejores y más populares creaciones marianas del artista, quien la labró con apenas 16 años de edad. Se trata de una obra que responde al tipo de Dolorosa Niña, con la cabeza ladeada hacia el lado derecho y la mirada perdida en el infinito. En sus facciones Duarte ha plasmado gran dulzura en su dolor, destacando la hermosura de un semblante que muestra las pestañas superiores postizas, las cejas y las pestañas inferiores pinceladas pelo a pelo, el perfil clásico, las mejillas tersas y los carnosos labios entreabiertos, dejando ver la lengua y ambas coronas dentarias talladas. El redondeado mentón, con sutil hoyuelo, da paso a un cuello esbelto y tensionado por un llanto que provoca también el enrojecimiento de los ojos vítreos. La imagen lleva seis lágrimas de cristal, tres en cada mejilla. De aceitunadas carnaciones, sus manos aparecen extendidas, portando normalmente un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda. La intervención efectuada en el año 1981 por su propio autor, que incluyó nuevas manos, policromía y postizos, resultó fundamental para definir la impronta de esta magnífica Dolorosa, quintaesencia del arte de Duarte al reunir todos sus grafismos marianos tan fácilmente reconocibles. Recientemente la ha vuelto restaurar para devolverle su esplendor primitivo, de ahí que la haya sometido a una profunda limpieza, reintegrado la policromía en aquellas zonas donde era estrictamente necesario, y colocado nuevas lágrimas de cristal -ninguna de las que presentaba en los últimos años eran originales- y pestañas de pelo natural.

 

 
     
     
     
     
     
     
 
     
     
     
 
     
     
     
     
     
     
 

 

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